PARIS, jueves, 11 enero 2007 (ZENIT.org).- En Francia se ha dado la alarma ante el creciente satanismo que se enfrenta a las estructuras cristianas. La denuncia, apoyada por números y cifras, es del padre Benoît Domergue, sacerdote de la diócesis de Burdeos, responsable el estudio de este fenómeno por encargo de la Conferencia Episcopal francesa.
El padre Domergue ha hecho público recientemente un informe en el que demuestra que en el último año los fenómenos de profanación de iglesias, cementerios y lugares de culto cristianos ha llegado a niveles récord: en 2006, se cuentan 214 casos de este tipo, 60% más que el año anterior.
Pero según los expertos del sector, se trata de una cifra aproximada por defecto, ya que muchos de los actos anticristianos de signo diabólico no son descubiertos por los investigadores.
Son los jóvenes principalmente los autores de estos gestos: «El resurgimiento del satanismo se debe a dos causas concomitantes –explica el padre Domergue al diario «Avvenire»–. Por un lado, una subcultura colectiva, vehiculada por cierta música rock, algunos videojuegos y comics de matriz ‘gótica’; por otro, una neurosis individual, típica de la condición adolescente».
Justo por esto, Domergue se ha encontrado, desde 2000 hasta hoy, con unos 50.000 chicos y chicas de la escuela media y superior en todo el país: «Internet, los conciertos, el rock: son estos los momentos en los que los muy jóvenes entran en contacto con el mundo satanista. El fenómeno está mucho más extendido de lo que se cree», dice el padre Domergue.
Y Jean-Michel Roulet, presidente de Miviludes, la Agencia ministerial de vigilancia contra las sectas, aumenta la alarma: «El 5% de los suicidios de jóvenes de menos de 25 años –cerca de cien al año–, son atribuíbles al satanismo», declaró a la revista «L’Express», que en abril pasado dedicó a este fenómeno una investigación detallada.
Y justo en su informe sobre las sectas, hecho público en marzo de 2006, la agencia Miviludes considera «sensible» el aumento del fenómeno del satanismo, que encuentra adeptos gracias a «valores anticristianos y antirrepublicanos» apoyándose en «gustos musicales, prácticas sexuales desviadas, pronunciadas actitudes hacia la magia y el vampirismo».
La regiones francesas más afectadas por la plaga satanista en versión anticristiana son Alsacia y Bretaña. Fue justamente en Alsacia donde David Oberdorf, un trabajador de la Peugeot, mató con 33 puñaladas a un sacerdote local.
Y justo en Bretaña, en 2006, se verificó una serie de inquietantes acontecimientos obra de dos chicos muy jóvenes. En el lapso de quince días, Amandone Tatin, de 20 años y Ronan Cariou, de 21, coleccionaron una serie impresionante de acciones satánicas contra lugares cristianos: dos cementerios profanados, el incendio de una capilla y una cruz, la exhumación de un cadáver.
Una vez arrestados, los dos declararon haber actuado bajo el impulso de un «odio absoluto hacia todas las religiones».