VARSOVIA, viernes, 23 febrero 2007 (ZENIT.org).- Una coral petición de perdón a la misericordia divina por aquella parte del clero que, en el pasado, estuvo involucrada en materia de colaboracionismo con el régimen comunista que sometió al país: así vivió Polonia el Miércoles de Ceniza, por invitación de su episcopado.

Tras el dramático «caso Wielgus», y constatando las consecuencias aún vivas del régimen totalitario que padeció Polonia, el episcopado del país –reunido en Asamblea extraordinaria el 12 de enero- pidió que el pasado miércoles fuera un día de oración y penitencia por todos los sacerdotes del país.

Después de su nombramiento como arzobispo de Varsovia, monseñor Wielgus, acusado de haber colaborado con los servicios secretos del pasado régimen comunista del país, aceptó tal implicación y renunció a la sede primada polaca. El día previsto para su solemne ingreso en la catedral de Varsovia –el pasado 7 de enero-, se confirmó que el Papa aceptaba la renuncia del arzobispo.
Al día siguiente el prelado polaco escribió a Benedicto XVI, misiva que éste ha respondido con otra en la que aprecia el gesto de dimisión, agradece a monseñor Wielgus su actitud humilde y desapego de los cargos y le expresa su solidaridad en el momento del sufrimiento ( Zenit, 21 febrero 2007).

En una iniciativa sin precedentes, el miércoles de Ceniza –21 de febrero- las más de diez mil iglesias de Polonia vivieron la jornada de oración y penitencia por todos los obispos y sacerdotes del país.

Las páginas del diario italiano «Avvenire» recogen la advertencia que ese día hizo el cardenal Jozef Glemp durante su homilía, en la Misa que presidió en la catedral de San Juan de Varsovia: «Existe entre nosotros demasiado sentimiento de enemistad y demasiado poco sentimiento de perdón».

Por su parte, el cardenal Stanislaw Dziwisz –secretario del Papa Karol Wojtyla hasta su muerte- en la catedral de Wawel en Cracovia apuntó: «Suscitar sospechas y provocar divisiones es la victoria "post mortem" del sistema comunista», haciendo referencia –aclara «Avvenire»- a la «lustracja» [ verificación de colaboracionismo. Ndr] que se está llevando a cabo en muchos sectores de la sociedad.

Aparte está el hecho de que el 12 de enero, durante la reunión extraordinaria de la Conferencia Episcopal de Polonia, los obispos polacos decidieron someterse todos a un examen sobre su pasado durante el régimen comunista.

La jornada de oración y penitencia del Miércoles de Ceniza se ha vivido como «un examen de conciencia hecho en público, con gran humildad y sentido de responsabilidad», relató el secretario de la Conferencia Episcopal polaca, monseñor Piotr Libera, al citado diario católico italiano.

«Nos hemos dirigido a la misericordia divina pidiendo perdón por nuestros errores y debilidades en la transmisión del Evangelio -añadió-. En particular hemos pedido perdón por aquellos eclesiásticos que en el pasado colaboraron con un régimen ateo y comunista».

«Cada día somos más conscientes de lo delicado del problema –reconoció-. Por un lado podemos alegrarnos por miles de eclesiásticos que resistieron de manera heroica a la dictadura comunista, al precio de la marginación, de la prisión e incluso de la vida. Por otro, hay quien cedió por debilidad a los chantajes y a la tremenda presión de un régimen inhumano. Son víctimas que merecen perdón; no desprecio».

En cualquier caso, monseñor Libera expresa su convencimiento de que «los polacos saben aún perdonar».

«Pero es necesario hacer cuentas con el pasado comunista. El término "lustracja" es engañoso; se han convertido en sinónimo de una batalla política y corre el riesgo de crear mucha confusión en lugar de claridad», advierte.

«El totalitarismo contaminó muchas conciencias que deben ser sanadas. "¡Polonia necesita hombres con una gran conciencia!", fue el grito de Juan Pablo II en uno de sus viajes a su país natal. Creo que se tiene necesidad de ello hoy más que nunca», concluye.