CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 15 marzo 2007 (ZENIT.org).- El Las universidades pontificias tienen en estos momentos el desafío de colaborar con el Papa y entre sí en la evangelización de la cultura y en la formación de alto nivel de los sacerdotes, religiosos y laicos cristianos para que el mundo conozca a Jesucristo, considera el nuevo rector del Ateneo Pontificio «Regina Apostolorum» de Roma.
El padre Pedro Barrajón ha sustituido al padre Paolo Scarafoni, que llegó al término legal de su mandato de seis años y que seguirá siendo rector de la Universidad Europea de Roma, institución que comparte campus con el ateneo pontificio.
El Padre Barrajón es un sacerdote español de la Congregación de los Legionarios de Cristo, que había sido desde la fundación del Ateneo en 1993 profesor de Antropología Teológica, primero en la facultad de teología y posteriormente también en la facultad de bioética.
–¿Cuál es el mayor servicio que, según usted, un Ateneo romano ofrece a la Iglesia?
–Padre Barrajón: Los servicios que un Ateneo romano ofrece a la Iglesia son variados. Sólo quisiera enumerar algunos de ellos. En primer lugar toda Universidad o Ateneo tiene como misión la de orientar el cuerpo docente y la comunidad discente a la búsqueda sincera de la verdad y esto lo hace cada disciplina según su metodología propia, sabiendo que no hay una doble o triple verdad, sino una sola y que la verdad no está en contra de la verdad.
Por lo que respecta al estudio específico de la teología, que anima desde su centro toda aportación original de las universidades pontificias a la Iglesia, amo recordar la frase de San Buenaventura que decía que la teología debe iniciar con la fe, seguir con la razón y acabar en contemplación. La teología es infructuosa si no parte de la fe de la Iglesia, recogida en la Sagrada Escritura y la Tradición viva e interpretada auténticamente por el Magisterio. Por ello, considero que un Ateneo debe ser un lugar de búsqueda sincera, común, sistemática de la verdad en los diversos campos del saber. El cristianismo, como ha puesto de relieve Benedicto XVI en muchas de sus intervenciones, no teme el «logos», dado que es el «Logos» mismo el centro de su fe. No puede haber una esquizofrenia entre fe y razón. Al contrario, son dos alas para elevarse a la contemplación de la verdad.
En segundo lugar, un Ateneo es un lugar de creación de cultura cristiana. El mismo Papa Benedicto XVI ha hablado en sus libros del papel que tendrán las minorías creativas en la Iglesia del futuro. Esas minorías han de tener una formación intelectual elevada y son las universidades y ateneos los que le ofrecen tal posibilidad.
En tercer lugar, los ateneos romanos tienen una particular vocación de formación de sacerdotes. Gracias a Dios en ellos un creciente numerosos laicos, pero la gran mayoría siguen siendo sacerdotes que luego volverán a sus diócesis respectivas en las que contribuirán con su competencia específica al crecimiento y fortalecimiento de la Iglesia local. Para mí es un gran alegría saber que cada año se ordenan más de cien sacerdotes de unos veinte o treinta países diferentes que se han formado en el nuestro Ateneo.
–¿Tiene en mente algún proyecto concreto o prioridad específica?
–Padre Barrajón: Nuestro Ateneo surgió históricamente después de una conversación del Papa Juan Pablo II con el Fundador de la Legión de Cristo, el padre Marcial Maciel, sobre la necesidad de forjar apóstoles, sacerdotes y laicos, de la nueva evangelización que se pusieran al servicio incondicional de la Iglesia. Con ese fin surgió esta iniciativa apostólica y se confió a la especial protección de María, Reina de los Apóstoles. Creo que mi misión es la de ser fiel a este origen fundacional de ayudar a forjar estos apóstoles de la nueva evangelización que puedan estar presentes en los grandes areópagos desde donde hoy hay que predicar a Cristo. Y ello hacerlo en la más absoluta fidelidad al Magisterio de la Iglesia y del Papa.
Los rectores que me han precedido, el padre Álvaro Corcuera, actual Director General de la Congregación, y el padre Paolo Scarafoni, -que continúa fungiendo como Rector de la Universidad Europea de Roma- han sido fieles a estos orígenes fundacionales y le han dado al Ateneo un grande impulso en todos los campos. Mi tarea actual, creo que es la de seguir trabajando en esa misma dirección, colaborando intensamente con el Santo Padre y la Santa Sede, con las demás universidades y ateneos pontificios romanos en la delicada tarea de la evangelización de la cultura y en la formación de alto nivel de sacerdotes y laicos católicos que puedan llevar al mundo el Evangelio de Jesucristo.
–Usted también está empeñado en temas relativos a la relación «ciencia y fe». ¿Qué importancia tiene este tipo de temática desde un punto de vista teológico?
–Padre Barrajón: Estoy convencido de que la fe no tiene que tener miedo de la ciencia, antes bien el diálogo fecundo entre ambas es muy valioso tanto para la ciencia como para la teología. Ahora bien, el mutuo diálogo necesita de una mediación: la filosofía; una filosofía del ser, abierta a la verdad. De ese modo el Ateneo ha estado colaborando activamente en el proyecto STOQ (Science and Theology and the Ontological Quest) en el que están implicadas varias universidades eclesiásticas romanas y el Pontificio Consejo para la Cultura. Dentro del máster ofrezco un curso sobre «la antropología cristiana de frente a la ciencia» en el que, después de algunas bases teóricas iniciales, me detengo a considerar algunos temas de actualidad como el alma del embrión, muerte e inmortalidad, relación mente-cerebro, proceso de animación en la evolución, etc.
Más información en www.ateneo.org