MELBOURNE, jueves, 15 marzo 2007 (ZENIT.org).- El arzobispo de Melbourne, monseñor Denis Hart, condenó el anuncio del primer ministro del estado de Victoria, Australia, Steve Bracks, según el cual, el gobierno estatal presentará una ley que permite la clonación «terapéutica» de embriones humanos.
Reafirmando que la clonación de embriones está en «total oposición» con la Iglesia, el arzobispo Hart ha aclarado en una declaración pública que la clonación de embriones es «siempre inmoral» y que hará una petición personal a Bracks, católico, para que deseche el proyecto.
El diario australiano «The Age» informó el 13 de marzo que la ex ministra del estado, Christine Campbell, católica del Partido Laborista, también se opuso a la ley en una reunión de Gobierno.
La señora Campbell y su compañera de partido Tammy Lobato organizaron un foro para mañana, para informar a los diputados sobre el tema antes de votar.
La señora Campbell confirmó que había invitado a todos los diputados al foro de mañana.
«Quiero que Victoria esté entre los cinco primero lugares en biotécnica internacionalmente pero nunca se debería crear vida humana para su destrucción deliberada», dijo.
El señor Bracks dijo que su catolicismo no le ha disuadido de llevar adelante la ley.
«La oportunidad de curar a algunas de las enfermedades incurables en el mundo… es una oportunidad que no deberíamos dejar pasar o perder», dijo.
Pero el obispo auxiliar de Melbourne, monseñor Christopher Prowse, afirmó que la comunidad no debería apoyar tal iniciativa, informa ABC News.
«Hubiera pensado que la gente que forma la comunidad, en nuestras calles y barrios y nuestras parroquias, se sentiría consternada al pensar que el Gobierno se estaba moviendo en esta dirección», dijo.
Bajo la legislación victoriana propuesta, que se basa en una ley aprobada por el Parlamento Federal el pasado diciembre, se permitirá a los investigadores clonar embriones humanos para investigación médica a través de la transferencia de células del núcleo, normalmente conocida como clonación terapéutica. Pero no se permitirá a los investigadores unir un óvulo con esperma para crear un embrión.