Llamamiento de judíos y católicos a la defensa de la libertad religiosa

Reunión de la Comisión bilateral en Jerusalén

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JERUSALÉN, martes, 20 marzo 2007 (ZENIT.org).- La última reunión del organismo más representativo del diálogo entre judíos y católicos ha lanzado un llamamiento a la defensa de la libertad religiosa.

«La libertad religiosa y de conciencia y sus límites» fue precisamente el argumento del encuentro de la Comisión bilateral, de la que forman parte la Delegación de la Comisión de la Santa Sede para las Relaciones Religiosas con los Judíos y la delegación para las Relaciones con la Iglesia católica del Gran Rabinado de Jerusalén.

El encuentro, celebrado en Jerusalén del 11 al 13 de marzo, fue presidido por el cardenal argentino Jorge María Mejía, archivista y bibliotecario emérito de la Santa Iglesia romana, y por el rabino jefe Shear Yashuv Cohen.

«La capacidad humana para elegir es una manifestación de la imagen divina, según la cual todas las personas han sido creadas, y el fundamento del concepto bíblico de la responsabilidad humana y de la justicia divina», comienza diciendo la declaración final citando el Genésis y el Deuteronomio.

«La libertad de elección se deriva de Dios y por este motivo no es absoluta, debe reflejar la voluntad y la ley divinas», sigue diciendo el texto publicado este martes.

«De este modo, los seres humanos están llamados a obedecer libremente a la voluntad divina tal y como se manifiesta en la Creación y en su Palabra revelada», añade.

Ahora bien, aclaran los representantes de judíos y católicos, «la idea del relativismo moral está en contra de esta visión religiosa del mundo y constituye una seria amenaza para la humanidad».

«Si bien la Ilustración propició una purificación del abuso de la religión, la sociedad secular sigue necesitando fundamentos religiosos para justificar valores morales duraderos», constata el documento.

«Entre estos principios, tiene una importancia decisiva el carácter sagrado de la vida humana y su dignidad –añade–. El monoteísmo ético afirma que se trata de derechos humanos inviolables».

«Si bien el estado, en virtud de este principio, no debe limitar la libertad religiosa de individuos y comunidades, ni la libertad de conciencia, sin embargo, tiene la responsabilidad de garantizar el bienestar y la seguridad de la sociedad», aclara.

«Por este motivo, tiene la obligación de intervenir donde y cuando se dé una amenaza a través de la promoción, la enseñanza o el ejercicio de la violencia, y específicamente del terrorismo y la manipulación psicológica, en nombre de la religión», subrayan los representantes religiosos.

«Es legítimo el que una sociedad con una identidad religiosa predominante pueda preservar su carácter, a condición de que esto no limite la libertad de las comunidades minoritarias y de los individuos a profesar un compromiso religioso alternativo, ni la integridad de sus derechos civiles», aclara el comunicado.

«A lo largo de la historia, las comunidades religiosas no han sido siempre fieles a estos valores. Por este motivo, los líderes religiosos tienen una especial obligación de prevenir el uso inapropiado de la religión y de educar en el respeto de la diversidad, que es esencia para asegurar una sociedad sana, estable y pacífica».

«En este sentido, tienen un papel especial las familias, las escuelas y las autoridades del estado y de la sociedad, así como los medios de comunicación, para transmitir estos valores a las futuras generaciones».

La declaración de la Comisión bilateral concluye con un llamamiento desde Jerusalén a los líderes religiosos y políticos de de la región para que trabajen «con determinación por la promoción de la paz, de la dignidad, de la seguridad y de la tranquilidad en Tierra Santa, a favor de sus pueblos y del mundo en su conjunto».

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ZENIT Staff

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