Odoardo Focherini, el periodista que dio la vida por salvar a judíos

Se ha celebrado en Carpi el centenario de su nacimiento

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CARPI, martes, 20 marzo 2007 (ZENIT.org).- Para recordar, cien años después de su nacimiento, a Odoardo Focherini, periodista y director administrativo de «L’Avvenire d’Italia» hasta 1944, los periodistas de la Unión Católica de la Prensa Italiana (UCSI) organizaron el 17 de marzo, en la iglesia de San Ignacio de Carpi, un congreso con el título «Testimonios que contar. La vida y los hechos de la historia a la memoria».

Las celebraciones fueron abiertas por el obispo de Carpi, monseñor Elio Tinti, quien constató que «supo dar sabor a la vida de mucha gente, sobre todo a los 105 judíos que salvó, pero también a todos aquellos que conoció».

Según el obispo de Carpi, «de él hay que recordar el profundo amor hacia la familia, la tiernísima relación con su adorada mujer, con los siete amadísimos hijos. Lazos sólidos que descubrimos en las maravillosas cartas que escribió, pero que no le impidieron vivir su vida hasta el fondo por los demás».

«Con esperanza y devoción, deseamos que pronto la Iglesia lo pueda reconocer como mártir. Su vida como hombre verdadero es un himno a la santidad», reconoció el prelado.

Focherini, empezó a interesarse por los judíos mucho antes del Armisticio con los Aliados (8 de septiembre de 1943), cuando ayudó a un grupo de refugiados llegados de Varsovia. Murió en el campo de concentración de Hersbruck (uno de los 74 subcampos de Flossenburg), el 27 de diciembre de 1944, a la edad de 37 años.

Odoardo Focherini, quien ha sido declarado «Justo entre las naciones», se encuentra en proceso de beatificación. La causa comenzó en 1996.

A los 27 años era presidente de la Acción Católica Italiana (ACI). Durante la persecución fascista de 1933, corrió de una sede a otra de la ACI para esconder las banderas, las cartas y poner en lugar seguro registros y actas de las reuniones.

En 1939, en vísperas de la guerra, Focherini se convirtió en director administrativo del diario «L’Avvenire d’Italia».

Con el endurecimiento de las leyes antijudías y el inicio de las deportaciones raciales, Odoardo Focherini junto con el padre Dante Sala, organizó una red eficaz para la expatriación hacia Suiza de más de un centenar de judíos.

A pesar del absoluto secreto de las operaciones, los nazis recibieron algunas cartas anónimas y arrestaron al padre Dante Sala, el cual escapó a la pena por insuficiencia de pruebas.

El 11 de marzo de 1944, Focherini fue arrestado en el hospital mientras se ayudaba a un judío enfermo. Fue trasladado al Comando de las SS de Bolonia y de allí a la cárcel de San Giovanni in Monte.

Durante una visita, su cuñado Bruno Marchesi le dijo: «Ten cuidado, quizá te estás exponiendo demasiado, ¿no piensas en tus hijos?». A lo que Odoardo respondió: «Si tú hubieras visto lo que he visto yo en esta cárcel, todo lo que hacen padecer a los judíos, lo único que lamentarías es no haber hecho lo suficiente por ellos, y no haberlos salvado en mayor número».

Trasladado al campo de concentración de Gries (Bolzano), permaneció allí hasta el 5 de septiembre de 1944. Ocultado en el campo de Flossenburg, Focherini fue trasladado al campo de trabajo de Hersbruck, donde se trabajaba de las tres y media de la mañana hasta la tarde, y quien no resistía era marcado con una «K» en la frente y enviado inmediatamente a los hornos crematorios.

Herido en una pierna, al no recibir tratamientos médicos, contrajo una septicemia y murió el 27 de diciembre de 1944. Antes de morir dictó sus dos últimas cartas a los familiares.

Estas son las palabras confiadas al amigo de prisión: «A mis siete hijos… quisiera verlos antes de morir… sin embargo, acepta, Señor, también este sacrificio y custódialos tú, junto a mi mujer, a mis padres, y a todos mis seres queridos».

«Declaro morir en la más pura fe fe católica, apostólica, romana y en la plena sumisión a la voluntad de Dios, ofreciendo mi vida en holocausto por mi diócesis, por la Acción Católica, por el Papa y por el retorno de la paz al mundo. Os ruego decir a mi mujer que le he sido siempre fiel, he pensado siempre en ella, y la he amado siempre intensamente», escribió.

La noticia de la muerte llegó a Carpi en junio de 1945.

El padre Claudio Pontiroli, vicepostulador de la causa de beatificación, revela: «Hemos encontrado más de 300 cartas de pésame, de las que en 62 casos se habla de Odoardo como de un mártir de la caridad. Por él se hicieron celebraciones como por ninguna otra víctima de la guerra».

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ZENIT Staff

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