CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 25 abril 2007 (ZENIT.org).- En la lectura orante de la Escritura, y el consecuente compromiso de vida, está el secreto del constante rejuvenecimiento de la Iglesia, afirma Benedicto XVI.
Así se desprende de la decisiva enseñanza de otra de las grandes personalidades de los primeros tiempos del cristianismo, Orígenes de Alejandría, eje de la catequesis del Santo Padre este miércoles, durante la audiencia general en la que participaron más de 25 mil fieles y peregrinos en la plaza de San Pedro en el Vaticano.
Orígenes -«verdadero maestro», «brillante teólogo», «testigo ejemplar de la doctrina que transmitía» y «el autor más prolífico de los primeros tres siglos cristianos»- fue «determinante» «para todo el desarrollo del pensamiento cristiano», pues imprimió a éste un «giro irreversible», reconoció Benedicto XVI.
Se trató de la «fundación de la teología en la explicación de las Escrituras»; de hecho, para Orígenes «hacer teología» era «esencialmente explicar, comprender la Escritura; o podríamos incluso decir que su teología es la perfecta simbiosis entre teología y exégesis», aclaró el Papa.
«En verdad, la marca propia de la doctrina origeniana parece residir precisamente en la incesante invitación a pasar de la letra al espíritu de las Escrituras, para progresar en el conocimiento de Dios», profundizó.
En esencia, Orígenes aprovecha todas las ocasiones para «recordar las diversas dimensiones del sentido de la Sagrada Escritura, que ayudan o expresan un camino en el crecimiento de la fe», apuntó el Santo Padre.
Y aludió, en primer término, al sentido «literal», el cual «oculta profundidades que no aparecen en un primer momento».
«La segunda dimensión -siguió- es el sentido “moral”: qué debemos hacer viviendo la palabra».
«Y finalmente el sentido “espiritual”, o sea, la unidad de la Escritura, que en todo su desarrollo habla de Cristo -precisó-. Es el Espíritu Santo quien nos hace entender el contenido cristológico y así la unidad de la Escritura en su diversidad».
«He intentado un poco –reconoció Benedicto XVI- en mi libro “Jesús de Nazaret” señalar en la situación actual estas múltiples dimensiones de la Palabra, de la Sagrada Escritura, que antes debe ser respetada justamente en el sentido histórico».
«Pero este sentido nos trasciende hacia Cristo, en la luz del Espíritu Santo -explicó-, y nos muestra el camino, cómo vivir».
Antes de concluir, el Santo Padre invitó a acoger la enseñanza del gran maestro que fue Orígenes, quien «nos recuerda con íntimo entusiasmo que, en la lectura orante de la Escritura y en el coherente compromiso de la vida, la Iglesia siempre se renueva y rejuvenece».
Y es que «la Palabra de Dios, que no envejece jamás, ni se agota nunca, es medio privilegiado» para el citado fin, porque ella, «por obra del Espíritu Santo, nos guía siempre de nuevo a la verdad completa», recalcó el Papa.
«Pidamos al Señor que nos dé hoy pensadores, teólogos, exégetas que encuentren esta multidimensionalidad, esta actualidad permanente de la Sagrada Escritura, para alimentarnos realmente del verdadero pan de la vida, de su Palabra», concluyó.
La reflexión del Papa continúa con la serie de intervenciones en las audiencias generales que está ofreciendo sobre las personalidades de la Iglesia naciente, después de haber presentado a los doce apóstoles y a los discípulos de éstos. Pueden leerse íntegramente en la sección «Audiencia del miércoles» de la web de Zenit (www.zenit.org).