Según el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, «fue un encuentro de fraternidad y de demostración de bienvenida por parte de las diferentes confesiones religiosas».
«No se pronunciaron discursos ni se trataron temas específicos. Fue un momento de recíproca manifestación de fraternidad», subrayó el portavoz vaticano.
El rabino Henry Sobel, de 63 años, de la Congregación Israelita Paulista, al salir del encuentro aseguró que «el Papa es amigo del pueblo judío».
«Salgo contento y alegre. Después de todo, no todos los días un rabino recebe la bendición del Papa», dijo.
El rabino reveló que pidió la bendición al pontífice «con la máxima humildad». «También le pedí permiso para bendecirle, autorización que me fue concedida», añadió.
Por su parte, el jeque Armando Hussein Saleh, de la Comunidad islámica, explicó que entregó una carta al Santo Padre. No reveló su contenido, pero aseguró que el Papa fue muy acogedor.
Estaban presentes además en el encuentro monseñor Oneris Marchiori y el padre Marcial Maçaneiro, de la Iglesia Católica Apostólica y Romana; el reverendo pastor Carlos Möller, del Consejo Nacional de las Iglesias Cristianas en Brasil; el reverendo pastor Walter Altmann, de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana de Brasil.
Se encontraban también el metropolita Tarassios, de la Iglesia Ortodoxa Griega; el arzobispo Damaskinos Mansour, de la Iglesia Ortodoxa de Antioquía; el arzobispo Datez Karibian, de la Iglesia Armenia Apostólica; el obispo Maurício Andrade, de la Iglesia Episcopal Anglicana de Brasil.
Participaron, además, el reverendo Manuel de Souza Miranda, de la Iglesia Presbiteriana Unida; Antonio Bonzoi, de la Iglesia Cristiana Reformada.