SAO PAULO, viernes, 11 mayo 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI está convencido de que el abandono de fieles de la Iglesia, un fenómeno que en años pasados ha adquirido dimensiones preocupantes en Brasil, se debe entre otras cosas a la falta de una auténtica evangelización.
Por este motivo, ha invitado a desarrollar una «pastoral de acogida»¸ que demuestre cercanía en particular a los pobres y sus necesidades.
Así lo explicó en la homilía que dirigió este viernes al rezar las vísperas con los más de 400 obispos del país con el mayor número de católicos en la catedral de la ciudad de Sao Paulo.
«Entre los problemas que abruman vuestra solicitud pastoral está, sin duda, la cuestión de los católicos que abandonan la vida eclesial», reconoció el Papa.
Según informaciones del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), en los años noventa, el número de católicos se redujo en el país de forma acelerada, llegando a disminuir en un 1% al año, pasando de un 83,3% en 1991 al 73,89% en 2000.
«Parece claro que la causa principal, entre otras, de este problema, pueda ser atribuida a la falta de una evangelización en la que Cristo y su Iglesia estén en el centro de toda explicación», constató el Papa..
En los últimos años, según datos del Instituto, por primera vez en más de un siglo la proporción de católicos en Brasil dejó de caer. Los católicos, que en 2000 eran 73,89%, son, en 2003, 73,79%.
«Las personas más vulnerables al proselitismo agresivo de las sectas – que es motivo de justa preocupación – e incapaces de resistir a las embestidas del agnosticismo, del relativismo y del laicismo son generalmente los bautizados no suficientemente evangelizados, fácilmente influenciables porque poseen una fe fragilizada y, a veces, confusa, vacilante e ingenua, aunque conserven una religiosidad innata».
Por este motivo, el Papa pidió a los obispos de Brasil «encaminar la actividad apostólica como una verdadera misión dentro del rebaño que constituye la Iglesia católica en Brasil, promoviendo una evangelización metódica y capilar en vista de una adhesión personal y comunitaria a Cristo».
«Se trata efectivamente de no ahorrar esfuerzos en la búsqueda de los católicos apartados y de aquéllos que poco o nada conocen sobre Jesucristo, a través de una pastoral de la acogida que les ayude a sentir a la Iglesia como lugar privilegiado del encuentro con Dios y mediante un itinerario catequético permanente», aseguró.
El Papa alentó las iniciativas pastorales que envían «entre las casas de las periferias urbanas y del interior misioneros, laicos o religiosos, buscando dialogar con todos en espíritu de comprensión y de delicada caridad».
«Pero si las personas encontradas están en una situación de pobreza, es necesario ayudarlas, como hacían las primeras comunidades cristianas, practicando la solidaridad, para que se sientan amadas de verdad», advirtió.
«El pueblo pobre de las periferias urbanas o del campo necesita sentir la proximidad de la Iglesia, sea en el socorro de sus necesidades más urgentes, como también en la defensa de sus derechos y en la promoción común de una sociedad fundamentada en la justicia y en la paz», exhortó.
Tras el encuentro, el Papa viajó en helicóptero de Sao Paulo a Aparecida, en cuyo santuario mariano inaugurará este domingo la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.
Este sábado por la mañana, el Papa se encontrará con la comunidad de la Granja de la Esperanza en Guaratinguetá, centro de recuperación de personas con dependencia, en particular de la droga.
Más tarde compartirá una comida con la presidencia de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. En la tarde, mantendrá un encuentro con los sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y diáconos en la Basílica del Santuario de Aparecida.