APARECIDA, sábado, 12 mayo 2007 (ZENIT.org–AICA).- El secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), monseñor Andrés Stanovnik, obispo de Reconquista (Argentina), presidió este viernes una misa en el santuario mariano de Aparecida, Brasil, en cuya homilía trazó el perfil de los servidores –personal del santuario, sacerdotes, religiosos(as) y laicos voluntarios– que asistirán a los participantes de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, que comenzará este domingo.
El prelado argentino destacó con alegría cómo ellos «no sólo muestran que son eficientes en los servicios varios de preparación de la V Conferencia sino que trasmiten que son testigos de la presencia del Espíritu en sus corazones».
Monseñor Stanovnik invitó luego a todos los servidores, entre los que se encontraban también los obreros, porteros y barrenderos, a continuar con este mismo espíritu de fraternidad que ha caracterizado la preparación: «Estamos invitados a vivir juntos los grandes acontecimientos que tendrán lugar dentro de pocos días aquí en Aparecida».
El secretario consideró que el primer rasgo a destacar fue la compenetración con Jesús desde una actitud de discipulado, esto es, de obediencia a su Palabra: «El evangelio, que es Palabra de Vida, subraya la compenetración de los discípulos y las discípulas con Jesús. Esta compenetración hace de sus discípulos testigos del querer de Dios. Esta compenetración es lo que el evangelio llama ‘obedecer sus mandamientos’».
«La Quinta Conferencia nos invita a vivir con mayor autenticidad esta comunión de los discípulos y discípulas con Jesús». En este contexto, un servidor de la Quinta Conferencia está llamado a vivir, a través de su trabajo específico, «una amistad especial con Jesús», enfatizó.
Monseñor Stanovnik subrayó como segundo rasgo la gran dignidad que tiene cada servicio, desde el más visible hasta el más humilde: «No hay trabajos más importantes que otros, todos tienen la misma dignidad». Y puso un ejemplo: «Ya pensó usted qué pasaría si fallara algo, como por ejemplo, si los que tienen que barrer el piso no lo hicieran bien, sería una catástrofe. Cada servicio es importantísimo».
El tercer rasgo es que cada tarea es un servicio al Pueblo de Dios: «La función que le fue asignada a cada uno es realmente una invitación del Espíritu Santo para servir al Pueblo de Dios». «Este Pueblo de Dios que va a estar reunido aquí estos días», puntualizó.
Finalmente, el cuarto y el quinto rasgo del servidor fueron resumidos en dos palabras: «La libertad y la obediencia son dos rasgos importantes del servidor. La obediencia hace que la Palabra de Dios sea acogida en la propia vida, es la experiencia más profunda que uno puede hacer del amor de Jesús. Si la obediencia es acogida, la libertad es donación. No es posible desconectarlas. Quien desliga una, pierde la otra».
Monseñor Stanovnik dijo que esta manera de servir debe ser realmente distintiva de un discípulo de Jesús: «La obras que realizan los amigos y amigas de Jesús tendrán que ser completamente diferentes de las obras de quien no tiene esta compenetración de Jesús».
Tras poner una vez más en las manos de la Virgen de la Concepción Aparecida, la discípula obediente y libre, las vidas de todos los servidores y el éxito de la V Conferencia General, el secretario general bendijo una cruz de madera que peregrinará en misión por todas las parroquias de la arquidiócesis de Aparecida.
Además, por iniciativa del padre Gilson Maia, secretario ejecutivo del CELAM, saludó a los servidores el cardenal Francisco Javier Errázuriz, presidente del CELAM.