STUTTGART/CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 14 mayo 2007 (ZENIT.org).- Que en la Europa post-moderna no se desvanezca su dimensión espiritual: es la palabra de aliento que Benedicto XVI ha dirigido a más de 250 movimientos y comunidades cristianas que el sábado celebraron en la ciudad alemana de Stuttgart el Encuentro «Juntos por Europa 2007».
Así se desprende del mensaje que envió en su nombre el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, a este encuentro-testimonio, una iniciativa que tiempo atrás calificó el cardenal Walter Kasper –presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos- como uno de los acontecimientos ecuménicos más importantes del año.
Más de 230 movimientos y comunidades cristianas –representados en unas ocho mil personas– se dieron cita el sábado –en el Palacio de Deportes «Hans Martin Schleyer»– a raíz de un proceso de comunión que está creciendo continuamente.
«Juntos por Europa» surge, pues, «de una feliz intuición ecuménica –constata el cardenal Bertone– de grupos, asociaciones, movimientos y comunidades católicos, evangélicos, ortodoxos y anglicanos» a fin de manifestar «la necesidad de reafirmar juntos la fidelidad al Evangelio, en una Europa que corre el riesgo de perder los valores originales y de renunciar a las propias raíces cristianas».
Las palabras de dos pontífices transmitió el purpurado al gran encuentro europeo.
En primer lugar las de Juan Pablo II: «Quisiera recordar –escribió el Papa Karol Wojtyla– la pérdida de la memoria y de la herencia cristianas, unida a una especie de agnosticismo práctico y de indiferencia religiosa, por lo cual muchos europeos dan la impresión de vivir sin base espiritual y como herederos que han despilfarrado el patrimonio recibido a lo largo de la historia» ( Ecclesia in Europa, 7).
«Se hace eco de esta consideración el Papa Benedicto XVI, quien desde el inicio de su pontificado no desaprovecha ocasión para recordar la importancia de salvaguardad la herencia cristiana, peculiar riqueza del Continente europeo», dice el cardenal Bertone.
«El llamamiento a no perder nuestras raíces constituye una recurrente invitación a trabajar concretamente para que los creyentes en Cristo –de las diversas confesiones- unan sus esfuerzos al servicio de una causa tan actual», prosigue.
«Se trata de defender un patrimonio humano y espiritual indispensable para el auténtico desarrollo de Europa», especifica.
De ahí –transmite el secretario del Papa– el deseo de Benedicto XVI de que el Encuentro «Juntos por Europa» «refuerce el ánimo de comunión que mueve movimientos y comunidades laicales de varias Iglesias».
Igualmente se hace intérprete del deseo del Papa de que esta iniciativa «contribuya a disolver prejuicios, a superar nacionalismos y barreras históricas e impulse a comprometerse a fin de que no desaparezca en la Europa de los tiempos post-modernos la dimensión espiritual».
Y es que «de nada valdrían los esfuerzos humanos si se prescindiera del apoyo divino», advierte el mensaje del cardenal Bertone, junto a la cita del Salmo 127: «Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan los constructores».
Ecumenismo
Al Encuentro también hizo llegar un mensaje el Patriarca ecuménico (ortodoxo) de Constantinopla, Bartolomé I, entre cuyos párrafos reflexionó: «La perspectiva de nuestra comunión en Cristo exige estar alerta y trabajar en el conocimiento recíproco: es por ello que nos alegramos de vuestra «Jornada», recordando que debemos buscar –lejos de los esquemas humanos, de las diferencias ideológicas y de las diferencias de clase- al hombre plasmado a imagen de Dios».
Y es que, en su opinión, es el hombre quien frecuentemente fabrica a «Dios» a su imagen. «Por ello -añadió-, para considerar al hombre y a la mujer, como seres racionales, según la imagen de Dios, es necesario que de un amor individualista por nosotros mismos nos elevemos a una inmediata comunión con Dios, a una serena y personal relación con Él».
Es así como se rompen «las barreras de la nación, del grupo étnico y de la raza y nos sentimos hermanos. ¡Si buscáramos nuestras originarias raíces cristianas, entonces nuestro ardiente deseo se convertiría en una realidad tangible!», concluyó.
Por su parte, el arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia anglicana, el doctor Rowan Williams, elogió la celebración del Encentro, formado «no por quienes quieren tener todas las respuestas para los males de Europa, sino por los que saben que existe una verdadera esperanza y una fuente de renovación más allá de todos nuestros proyectos y de todos nuestros recursos».
Unidad y compromiso
El Encuentro se clausuró con la lectura –por parte de jóvenes- del Mensaje «Juntos por Europa 2007» [publicado en «Documentación» de Zenit], en el que se testimonia el continuo crecimiento de una nueva comunión entre los movimientos y comunidades cristianas.
Tal mensaje es además un «sí» reiterado a la vida, a la familia, a la creación, a la solidaridad, a la paz y al diálogo, e incluye el compromiso a comunicar que el Evangelio de la vida y de la paz es la fuente de su unidad, así como a mostrar los frutos de las raíces cristianas de Europa.
Más información en: www.europ2007.org