Informe de la Conferencia Episcopal de Uruguay en Aparecida

APARECIDA, lunes, 21 mayo 2007 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención de monseñor Carlos María Collazzi sdb, obispo de Mercedes, presidente de la Conferencia Episcopal de Uruguay, pronunciada en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.

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La Conferencia Episcopal de Uruguay reunida en Asamblea, dedicó la tarde del pasado martes 24 de abril a reflexionar y expresar cuales son las expectativas que tenemos ante esta Quinta Conferencia.

1) Un presupuesto ineludible: partir de la realidad.

Ubicada en continuidad con las precedentes Conferencias, debe incidir, con decisión y compromiso, en la realidad latinoamericana y caribeña.

Para ello, un presupuesto ineludible es partir de la realidad, reconociendo tanto las luces como las sombras.

Este análisis, aun siendo eminentemente pastoral, describa, con la mayor clarividencia, la realidad concreta que viven nuestros pueblos: su pobreza, la situación de la familia, la realidad de la Iglesia, los alejados, etc.

Atento al grito de nuestros pueblos que piden Salvación, se fortalezca la Esperanza.

2) Jesucristo luz del mundo

La Persona de Jesucristo es la Luz: su vida, palabra y gestos, su pedagogía evangelizadora y sus prioridades liberadoras.

Debe aparecer claramente la teología y espiritualidad de la Encarnación, la Eclesiología que resalte la mística de la Iglesia primitiva, Iglesia una y diversa en un mundo plural.

Debemos hacer una lectura profética desde el lugar donde celebramos la Asamblea para que la Iglesia salga de aquí convertida en una Iglesia «aparecida» para vida de nuestros pueblos.

La Iglesia, desde todo lo que significa este lugar, debe aparecer fuertemente comprometida al servicio de la vida y de la esperanza; comprometida con la justicia y con la liberación.

3) Aguardamos opciones pastorales que:

– Promuevan el proceso de la iniciación cristiana, y ayude a redescubrirla a los ya bautizados necesitados de una nueva evangelización.

– nos impulsen con ardor al anuncio del Kerigma, siendo cercanos a los hermanos, dé un fuerte impulso Vocacional, que en la realidad de la diversidad de vocaciones haga tomar conciencia de que todos somos evangelizadores: discípulos, testigos y misioneros en la Iglesia y en el mundo.

– dichas opciones pastorales sean concretas, se insista en el anuncio del Evangelio, se esclarezca qué entendemos por «misión» y se preste una atención especial a los jóvenes, la mujer, los indígenas y afroamericanos.

4) El espíritu que esperamos tenga esta Asamblea.

Esta Vª Conferencia debe suscitar un proceso de conversión, personal, institucional y pastoral que haga más creíble y atractiva la vida cristiana comprometida y la voz profética de la Iglesia. Debemos responder a la pregunta cómo se «hace» un cristiano hoy, al comienzo del tercer milenio, en este Continente.

Inspirados por «Deus caritas est» y «Sacramentum Caritatis», se despierte una conciencia más viva y clara de la identidad del cristiano, como discípulo y misionero de Jesucristo, vivida desde la necesaria y fecunda pertenencia eclesial.

Así se promoverá un nuevo ardor evangelizador en nuestras comunidades eclesiales, fruto del nuevo Pentecostés que aguardamos sea esta Vª Conferencia.

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ZENIT Staff

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