«Grandísima alegría» del Papa por la liberación del misionero en Filipinas

El padre Bossi liberado tras 39 días de secuestro

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ROMA, viernes, 20 julio 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha manifestado su «grandísima alegría» al recibir la noticia de la liberación del padre Giancarlo Bossi, el misionero italiano de 57 años secuestrado el pasado 10 de junio en Filipinas.

«Parece que nuestras oraciones han sido escuchadas. Ahora esperemos que padre Bossi reanude su actividad misionera con serenidad y que no haya más secuestros u otros episodios de violencia en la región», declaró el padre Federico Lombard, S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede.

«Radio Vaticano» ha explicado que desde el momento del secuestro el Papa ha pedido diariamente noticias sobre el misionero del Pontificio Instituto para las Misiones Exteriores (PIME).

Este viernes por la mañana el Papa habló con el cardenal Tarcisio Bertone, SDB, secretario de Estado, según ha revelado la emisora pontificia, y concordaron que el purpurado llamaría por teléfono al primer ministro de Italia, Romano Prodi, para dar las gracias a las instituciones de ese país por su labor en el éxito del secuestro.

El padre Bossi fue capturado por una docena de hombres armados el 10 de junio pasado, después de haber celebrado misa en Payao, en la provincia de Zamboanga Sibugay, en la isla de Mindanao.

Alimentado diariamente con arroz y pescado seco, que la han hecho perder unos cinco kilos de peso, recobró la libertad el jueves, sobre las 21.00 horas locales en la aldea de Karomatan, en la provincia de Lanao del Norte, colindante a Zamboanga Sibugay.

El ministro filipino de Interior, Ronaldo Puno, afirmó, que los secuestradores son una banda dedicada al secuestro y la extorsión, «no necesariamente» el grupo terrorista Abu Sayyaf.

«Ellos querían dinero para poder comprar armas. El motivo de mi secuestro es que soy italiano y, por tanto, al no ser filipino, el gobierno habría buscado con todos los medios mi liberación», ha explicado el padre Bosi a «Radio Vaticano».

De sus 39 largos días como prisionero el padre Bossi ha dicho: «Es una experiencia que no deseo a nadie, pues es muy dura».

Sobre su relación con los secuestradores, explica: «Todos los días hablábamos de todo y de nada. Ellos rezaban y yo rezaba. Una de las preguntas que les hacía, y que me hacía a mí mimo, era: “Pero, ¿estamos rezando al mismo Dios o es un Dios diferente, dado que rezáis con el fusil a la derecha y a mí, secuestrado, me tenéis a la izquierda?”»

El padre Bossi es el tercer religioso italiano secuestrado en Filipinas en los últimos nueve años.

Luciano Benedetti, también del Instituto Pontificio de Misiones Exteriores, fue aprehendido en 1998 en Zamboanga del Norte y recobró la libertad 68 días más tarde.

En 2001, el misionero Giuseppe Pierantoni, del Sagrado Corazón de Jesús, cayó en Zamboanga del Sur y sufrió un cautiverio de seis meses.

El padre Bossi, quien lleva viviendo en Filipinas casi tres décadas, ha declarado que ahora su deseo es regresar con sus fieles del pueblo de Payao.

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ZENIT Staff

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