SAO PAULO, jueves, 26 julio 2007 (ZENIT.org).- Según un obispo brasileño, delegado en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en mayo en Aparecida, Brasil, la repercusión de ese gran evento eclesial dependerá de la acogida de sus mensajes.
«Sabemos que los acontecimientos eclesiales prueban su validez no tanto por su repercusión en el momento en que se realizan cuanto por la recepción que suscitan después», afirma monseñor Demétrio Valentini, obispo de Jales, São Paulo, en un artículo difundido por la Conferencia Episcopal de Brasil (CNBB).
Según el obispo «Aparecida no está todavía garantizada». «Su repercusión dependerá de cómo acojamos sus mensajes, que nos llegan no sólo por el texto sino sobre todo por el espíritu con que fue realizada esta Conferencia a los pies del Santuario de María».
Monseñor Valentini recuerda que, con la intención de difundir las conclusiones de Aparecida, la CNBB realizará en agosto un seminario. También su diócesis aprovecha la preparación de su tradicional romería del 19 de agosto para hacer de ella un itinerario de acogida de Aparecida, enfocando a lo largo de tres semanas diversos aspectos del rico legado de la V Conferencia.
Según el prelado, lo que «identifica los perfiles verdaderos» del documento de Aparecida «es el clima de comunión eclesial que se dio durante la Conferencia, de apertura al entendimiento, de superación de prejuicios, de compromiso personal, y de búsqueda de mayor autenticidad, anclada en el ejemplo de la Iglesia Primitiva y en la propuesta del Evangelio».
Monseñor Valentini destaca que «un aspecto muy importante» del documento de Aparecida «es percibir la serenidad y la convicción con que es citado» el Concilio Vaticano II, «para fundamentar las recomendaciones sobre los diversos asuntos contemplados por el documento».
«No se entiende el compromiso pastoral de la Iglesia de América Latina en las últimas décadas, sin el respaldo firme, e incluso indispensable del Concilio», afirma el obispo.
«Incluso sin hacer de esto una bandera muy explícita, Aparecida trae en su interior una clara reafirmación de la validez del Concilio como referencia amplia y segura para la andadura de la Iglesia en nuestros días. Una referencia que precisa ser rescatada y reafirmada», destaca.