CIUDAD DEL VATICANO/MOSCÚ, viernes, 2 noviembre 2007 (ZENIT.org).- «Un día de fiesta para todos los cristianos de Rusia»: así describe el metropolita ortodoxo Kirill de Smolensk y Kaliningrad la ordenación del nuevo arzobispo católico de la archidiócesis de la Madre de Dios en Moscú, monseñor Paolo Pezzi.
«L'Osservatore Romano», como voz oficiosa de la Santa Sede, se hace eco en su edición del jueves del «tiempo de deshielo» en las relaciones ortodoxo-católicas en Moscú, según apunta en una entrevista el metropolita, segunda autoridad del patriarcado ortodoxo ruso.
Monseñor Pezzi recibió la consagración episcopal el pasado 27 de octubre en la Catedral de la capital rusa; presidió la celebración el arzobispo saliente, que estuvo 16 años al frente de la archidiócesis, monseñor Tadeus Kondrusiewicz; fue concelebrada por el nuncio apostólico, el arzobispo Antonio Mennini.
En la consagración episcopal, el patriarca Alexis II y el metropolita Kirill se hicieron presentes con su felicitación, que llevó el primer y directo colaborador de este último. «Fue ciertamente un día de fiesta para todos los cristianos de Rusia», subraya el metropolita en «L'Osservatore Romano».
«Conocemos muy bien el servicio desarrollado por monseñor Pezzi en nuestro país», «su formación sacerdotal y espiritual»; «apreciamos mucho todo lo que ya ha hecho y estamos muy satisfechos de haber colaborado con él», recalca.
«Juntos encontraremos siempre nuevos caminos de diálogo y de colaboración --añade--. Pienso en su obra como docente y rector del seminario, y en su servicio también cultural, en el que ha mostrado que desea dialogar con todos».
Cómo ha acogido la Iglesia ortodoxa rusa al nuevo prelado católico, lo expresa el metropolita Kirill insistiendo en las «palabras fraternas» que, con la ocasión, le dirigió Alexis II.
«El patriarca ha deseado que la obediencia a Benedicto XVI, que el nuevo arzobispo está llamado a ejercitar en un país como Rusia, donde conviven varias denominaciones cristianas y religiones, tenga lugar en una continuidad de diálogo», prosigue.
«Es del todo evidente –profundiza-- que la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa son cada vez más conscientes de ser alidadas en muchísimas problemáticas que actualmente interpelan a la humanidad», por lo que «se crea» «naturalmente» «una cierta solidaridad en las relaciones recíprocas, tanto a nivel de organizaciones como en el diálogo con el mundo secularizado».
Cabe esperar, por lo tanto, una «dinámica cada vez más positiva en estas relaciones, teniendo en cuenta que, como cristianos, tenemos los mismos valores espirituales y morales sobre los que no existen ciertamente divisiones o incomprensiones», subraya en el diario de la Santa Sede.
«Juntos podemos y debemos colaborar fraternalmente. Estoy convencido --expresa-- de que la larga experiencia personal, en el terreno, del nuevo arzobispo Paolo Pezzi será de grandísima ayuda para un futuro mejor en nuestras relaciones recíprocas».
Originario de Italia, donde nació en 1960, monseñor Pezzi desde 1993 ha desempeñado su ministerio sacerdotal en Rusia. Desde 2004 ha sido profesor en el Seminario de San Petersburgo, y desde 2006 su rector.
Al día siguiente de su ordenación, «L'Osservatore Romano» recogió las expectativas del nuevo arzobispo. «Contemplo la relación con el patriarcado ortodoxo de Moscú con gran esperanza y también con optimismo», declaró monseñor Pezzi.
«Ecumenismo significa, para mi, ir hacia el otro reconociendo la verdad que él lleva. El ecumenismo auténtico está en polémica con una abstracta ideología de la tolerancia. Es, en realidad, la experiencia cristiana de la caridad, la iniciativa con la que Cristo nos reune en unidad».
«Por este motivo veo la relación con la Iglesia ortodoxa rusa con gran esperanza», subraya.