MADRID, lunes, 19 noviembre 2007 (ZENIT.org).- Juan Manuel de Prada, conocido escritor español y columnista de prensa, anima a dar a conocer el ejemplo de los primeros seguidores de Cristo al celebrarse el primer aniversario de www.primeroscristianos.com.
Este portal católico está presentando y dando contexto a las intervenciones que Benedicto XVI viene realizando en las audiencias generales del miércoles sobre las grandes figuras de los orígenes de la Iglesia.
En la entrevista concedida con este motivo a la página web, De Prada recuerda los paralelismos entre la situación de los cristianos hoy y la de los primeros creyentes.
–Últimamente en varios de sus artículos ha hablado de Pablo de Tarso, y de los primeros cristianos. ¿Qué le ha llevado a escribir sobre estos temas?
–De Prada: Este verano he estado de vacaciones en Roma y he ido a varios lugares muy ligados a los orígenes del cristianismo; eso me llevó a reflexionar sobre el tema.
–¿A qué conclusiones ha llegado?
–De Prada: Me parece que no deja de resultar chocante que una religión tan extraña para un romano, tuviera tanta capacidad de propagación en tan poco tiempo. Es algo muy interesante. En un momento además en el que la religión oficial de Roma había pasado a ser prácticamente una especie de rito vacío. Pero había muchísimas religiones de todo tipo, religiones sincréticas, que podían resultar más accesibles para la mentalidad de un romano de la época, que no la religión cristiana, que era una religión con una raíz judía, y eso para un romano resultaba enteramente exótico, y se podría decir hasta «pedregoso».
La religión de los judíos para un romano tendría que resultar algo extraordinariamente áspero. Por tanto no deja de resultar misterioso el que crezca el cristianismo en esa sociedad. He reflexionado sobre lo que tuvo que ocurrir en ese momento, lo que pudo ocurrir. Dentro de lo difícil que es meterte en la cabeza de una persona de esa época.
–¿Cree que existen similitudes entre las circunstancias en que se podrían encontrar los cristianos de entonces y los de ahora?
–De Prada: Yo creo que nuestras sociedades actuales tienen mucho que ver con la sociedad romana de aquella época. También nuestras sociedades han entrado en una fase de decrepitud, que no sabemos lo que durará. La decrepitud de Roma fue muy larga, pero realmente aquella era una época en la que las cosas transcurrían a un ritmo distinto al que transcurren hoy: nuestra época es mucho más vertiginosa.
Son muchas las diferencias, pero también es cierto que son evidentes las similitudes: una situación política y social muy semejante; una situación de abandono de todo lo que ha sostenido a una sociedad a lo largo de siglos… Aunque no estoy seguro que la situación de los cristianos sea exactamente igual; creo que la diferencia de los cristianos de hoy respecto a los de entonces es que hoy forman parte del sistema, están infectados por ese clima y en aquella época no, eran personas absolutamente dispuestas a todo.
Aquella era una heterodoxia más activa, más propositiva que la de los católicos hoy, la de los cristianos en nuestras sociedades; los católicos nos hemos amoldado mucho. Y eso que los primeros cristianos se amoldaron mucho también: una de las razones fundamentales por la que el cristianismo se expandió es que supo aprovecharse de lo que Roma le ofrecía, desde el idioma hasta el Derecho y tantas otras cosas. Pero supo aprovechar eso para hacer algo nuevo desde dentro. Hoy en día las dificultades son mayores: hay una cosa que ha cambiado totalmente las sociedades, que es la propaganda.
–¿A qué se refiere?
–De Prada: En la sociedad romana el emperador podía decir lo que fuera, pero a un señor que estaba en su pueblo, lo que dijera el emperador ni siquiera le llegaba. Y esa es la razón por la que en esas sociedades existía la posibilidad de defender cosas muy diversas, y hasta cierto punto de poder defenderlas en tu ámbito y hacer ese ámbito cada vez mayor, porque había una mayor libertad de conciencia. Hoy en día la propaganda ha cambiado eso por completo.
La propaganda hace que las personas piensen igual. Hace que aquellas cosas que los gobernantes o los poderosos desean infiltrar en los cerebros de la gente, a base de machacar desde los medios de comunicación, logren instaurar un estado mental colectivo, en el que todas las personas cada vez son más iguales. La propaganda lo ha cambiado todo, y también golpea duramente a los cristianos. Es un instrumento nuevo, del siglo XX y muy especialmente de sus últimas décadas. Y es un enemigo muy poderoso, porque el mal cada vez asume formas más elaboradas, y la propaganda es la máxima expresión de ese mal.
–¿Considera que el ejemplo de los primeros cristianos hay que comunicarlo hoy en día?
–De Prada: Creo que sí, creo que hay que potenciarlo, entre otras razones, porque son una prueba de cómo se puede transformar una realidad radicalmente; y es un espejo en el que hoy en día un cristiano se puede reconocer, aun sin olvidar las diferencias que existen entre una época y otra.