ALICANTE, martes, 20 noviembre 2007 (ZENIT.org).- El 11 de noviembre pasado tuvo lugar la bendición e inauguración oficial de la primera iglesia ortodoxa del Patriarcado de Moscú en España, informa a Zenit el padre Emilio Benedett, de la Compañía de Jesús.

La iglesia está situada entre bosques de pinos, en una urbanización a las afueras de Altea, Alicante. La construcción es del más puro estilo arquitectónico ruso, está construida en madera procedente de la cordillera de los Urales en Rusia y la decoración exterior «es de mosaico con hermosos iconos», explica Benedett.

En el ábside, que mira hacia Levante, «destaca un hermoso mosaico policromado que representa la figura de Jesucristo en actitud de bendecir; se divisa muy bien desde la carretera de Altea a Calpe», añade. El edificio está coronado por cinco cúpulas cubiertas de láminas de oro con sus respectivas cruces bizantinas que destacan por su brillo.

En el interior, artistas venidos de Moscú, pintaron frescos en la cúpula que representan una serie de ángeles que rodean una imagen de Cristo Majestad a modo de Pantocrator. «Llama la atención –explica Benedett- un gran iconostasio decorado en oro sobre madera con hermosísimos iconos procedentes de la escuela iconográfica de Moscú que representa, en el más puro estilo ortodoxo, a Jesucristo, a María y a gran número de Santos Padres de la Iglesia oriental».

El oficiante principal fue el metropolita Kirill de Smolensko y Kaliningrado, en la actualidad presidente del Departamento del Patriarcado de Moscú para Relaciones con las otras Iglesias.
Antes de comenzar el acto litúrgico, saludó al obispo de Orihuela-Alicante monseñor Rafael Palmero Ramos, presente en el acto, y le dirigió las siguientes palabras: «Ya que estamos en esta diócesis de la que usted es obispo, le pido su beneplácito para proceder a la bendición de esta iglesia».

«Con ello quiso explícitamente dar a entender que monseñor Palmero es el obispo que, como sucesor de los apóstoles, preside la comunidad cristiana de la Iglesia de Orihuela-Alicante», explica Benedett.

Acompañaban al obispo el vicario general de la diócesis y el párroco de Altea. Cerca estaba el embajador de Rusia en Madrid, Alexander Kuznetsov y el alcalde de la localidad.
El coro polifónico, venido para esta ocasión de Moscú, interpretó «de forma magistral hermosos cantos propios de la bella y expresiva liturgia ortodoxa rus», comenta Benedett.

El público que llenaba por completo la iglesia y la hermosa explanada ajardinada del exterior, asistió al acto de pie, como es costumbre entre los ortodoxos, para compartir la liturgia con gran devoción y respeto. Ésta duró más de dos horas

En la homilía, el metropolita Kirill dijo, entre otras cosas, que ese hermoso edificio tenía que ser un símbolo de la fe y amor en Jesucristo de esta comunidad.

Precisó que han de encontrar la fuerza para ello en los magníficos tesoros de espiritualidad peculiares de la Iglesia Ortodoxa.

Señaló de un modo particular la necesidad de trabajar con «nuestros hermanos católicos, sin ánimo de proselitismo, para difundir con ellos los valores cristianos en este mundo que tanto los necesita».