CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 3 marzo 2008 (ZENIT.org).- Este domingo, Benedicto XVI volvió a pedir la liberación de monseñor Paulos Faraj Rahho, arzobispo de Mosul de los Caldeos, en Irak, secuestrado el 29 de febrero, al salir de la iglesia del Espíritu Santo donde había participado en el Vía Crucis.
En el asalto fueron asesinados dos guardias de seguridad que acompañaban al arzobispo, así como su conductor. Su funeral fue celebrado este sábado.
Al final de la oración del Ángelus, el Papa confesó que sigue «con profunda tristeza» «el dramático secuestro» y se unió «al llamamiento del patriarca, el cardenal Emmanuel III Delly, y de sus colaboradores para que el querido prelado, que además se encuentra en precarias condiciones de salud, sea liberado cuanto antes».
«Al mismo tiempo elevo mi oración de sufragio por las almas de los tres jóvenes asesinados, que se encontraban con él en el momento del secuestro», dijo el pontífice.
«Expreso, además, mi cercanía a toda la Iglesia en Irak y, en particular, a la Iglesia caldea, una vez más duramente golpeada, mientras aliento a los pastores y a los fieles a permanecer firmes en la esperanza».
El Santo Padre pidió «que se multipliquen los esfuerzos de quienes depende la suerte del querido pueblo iraquí para que, con el empeño y sabiduría de todos vuelva a encontrar la paz y la seguridad, y no se le niegue el futuro al que tiene derecho».
En declaraciones a la agencia misionera MISNA, monseñor Philip Najim, visitador apostólico para los fieles caldeos en Europa, ha explicado que no le ha sorprendido la noticia del secuestro de monseñor Rahho, «es más, en cierto sentido, puedo decir que me la esperaba».
«Hace poco tiempo algunos hombres le detuvieron en la calle apuntándole con una pistola en el pecho –revela–. Él mismo me lo contó en su última visita a Roma».
Monseñor Philip Najim explicó que la situación en Mosul ha empeorado desde la caída del régimen de Sadam Husein y que «desde hace tiempo se han multiplicado los grupos que pretenden liberar Irak de los «extranjeros» para crear un estado «islámico», obviamente según su punto de vista, pues no tiene nada que ver con el verdadero islam».
Exponentes musulmanes de Mosul han pedido la liberación del arzobispo.
Por su parte, el patriarca de Babilonia de los Caldeos, el cardenal Emmanuel III Delly, en una entrevista concedida al diario de la Santa Sede, «L’Osservatore Romano», ha comentado que este secuestro «no afectará a las buenas relaciones entre cristianos y musulmanes».
«Nuestra amistad existe desde siglos y continuará –denuncia–. Quien secuestra ciertamente no tiene religión de referencia».
En enero, ya había tenido lugar una serie de atentados contra iglesias y conventos de Kirkuk, Bagdad y Mosul, con un balance de cuatro heridos y graves daños en los edificios de culto.
El secuestro de monseñor Rahho es muy semejante al que tuvo lugar el 3 de junio de 2007, cerca de la misma iglesia del Espíritu Santo, cuando fue asesinado el padre Ragheed Azziz Ganni, sacerdote del patriarcado de Babilonia de los Caldeos, junto a tres subdiáconos.
En la entrevista, concedida el sábado y publicada el domingo, el patriarca afirma que todavía no habían recibido reivindicaciones de los secuestradores.
«Sólo tenemos mucho miedo. La gente escapa y se va a otro sitio. La oración es nuestro único consuelo», concluye.
Por Mirko Testa