MADRID, domingo, 9 marzo 2008, (ZENIT.org–Veritas).- «La escuela católica ha de contribuir a elevar la calidad de la enseñanza haciendo uso de las nuevas tecnologías, pero sin olvidar su aportación más genuina, un proyecto educativo inspirado en el Evangelio», afirma el arzobispo de Madrid, cardenal Antonio María Rouco, en una carta escrita con motivo de la Jornada diocesana de Enseñanza que Madrid celebró el 8 de marzo.
El arzobispo de Madrid afirma que «tras el esfuerzo encomiable que ha realizado nuestro país para alcanzar la completa escolarización de los alumnos, son cada vez más las voces que se alzan pidiendo una mayor calidad en nuestro sistema educativo, sin que la consecución de esta meta nos haga olvidar que no todos los alumnos acceden a la escuela en las mismas condiciones socioculturales y económicas y, por tanto, nuestra obligación de apoyar a los que más lo necesitan».
El cardenal recuerda «que el origen de muchas iniciativas de escuelas católicas fue atender las necesidades educativas de tantos niños y jóvenes de familias humildes y sin recursos» y añade que «fiel a esta constante preocupación de la Iglesia por atender a la educación de los más desfavorecidos, hoy merecen especial atención los inmigrantes que, en un número cada vez mayor, van insertándose en nuestros colegios».
El purpurado no olvida «tampoco a los que, padeciendo las nuevas pobrezas de las sociedades de consumo -relativismo moral, crisis de valores, sinsentido vital, desvinculación institucional- pueden también anhelar los valores que se desprenden del ideario educativo cristiano».
La Jornada -que se celebró bajo el lema «Escuela católica, católicos en la escuela»- da ocasión al cardenal para reflexionar sobre la presencia de la Iglesia en el ámbito educativo, un campo al que ha ofrecido especial atención a lo largo de su historia, convencida «de aportar con ello algo esencial al desarrollo integral de la persona, objetivo y fin de todo proceso educativo».
El arzobispo de Madrid remite al documento «La escuela católica. Oferta de la Iglesia en España para la educación en el siglo XXI», en el que los obispos españoles ya afirmaban que el objetivo más importante de la escuela católica es «educar y formar a sus alumnos conforme al proyecto educativo cristiano».
En este contexto, el cardenal Rouco sostiene que «tanto la presencia de la Iglesia en la enseñanza por medio de instituciones propias configuradas desde la fe -escuela católica- como la que mantienen aquellos cristianos que consagran su vida a la tarea docente -educadores cristianos- no han sido inmunes a los desafíos que, a lo largo de todo este tiempo, el cambio de los contextos sociocultural, político y económico ha provocado, exigiéndonos respuestas adecuadas a los mismos».
«Unas respuestas que, lejos de una mera acomodación a la situación del momento actual, con la consiguiente desfiguración de la identidad cristiana, han de seguir proponiendo con renovado vigor el mensaje evangélico como oferta de sentido plenamente válida a las preguntas y expectativas de nuestros alumnos», subraya.