COLOMBO, miércoles 20 de agosto de 2008 (ZENIT.org).- El dialogo entre cristianos, budistas, hinduistas y musulmanes en Sri Lanka está teniendo un papel fundamental en la búsqueda de la paz, según explica el nuncio apostólico de este país, el arzobispo Mario Zenari.
Este diálogo, especialmente entre cristianos y budistas, está basado «en un respeto recíproco que dura siglos», añade el prelado en declaraciones publicadas por el diario vaticano L’Osservatore Romano.
Los budistas, mayoritarios en Sri Lanka (70%), «muestran respeto hacia los cristianos, a quienes aprecian sobre todo por su labor asistencial –especialmente escuelas y centros de formación–, y por la cercanía fraternal hacia el pueblo», añadió.
Sin embargo, la cada vez mayor proliferación de las sectas, especialmente en los estratos más pobres de la población y lejos de las grandes ciudades, contribuye a crear un clima de intolerancia.
«En el país se está intentando aprobar una ley antiproselitismo, pero esta ley podría afectar también a la comunidad católica», a la que a veces «se acusa sin fundamento de ser una secta», especialmente en los pequeños pueblos rurales, alejados de las grandes ciudades.
En el país existen actualmente dos organismos que vehiculan este diálogo, el Congreso de las Religiones y el Consejo Interreligioso para la Paz. Según explicó el nuncio, la existencia de estas dos organizaciones es «fruto de una gracia divina, que ha querido llevar luz a las tinieblas», en referencia a la delicada situación del país por el conflicto Tamil.
Ambas instituciones, en las que los obispos representan a la parte católica, constituyen, según monseñor Zenari, «un ejemplo no sólo en Sri Lanka, sino también en el resto del continente».
«Ninguna diversidad cultural puede impedir a los diversos líderes sentarse juntos ante una mesa para buscar las razones de sus divisiones y valorar los lazos de unión, en orden a alcanzar una coexistencia pacífica».
El Nuncio puso como ejemplo un consejo interreligioso local, que opera en la diócesis de Trincomalee-Batticaloa, el cual trabaja activamente «no sólo en el campo religioso, sino también para intentar aplacar el conflicto en el norte del país».
Sobre este clima pacífico de cooperación entre las distintas religiones en Sri Lanka, había hablado el Papa el pasado 29 de mayo, al aceptar las credenciales del nuevo embajador ceilandés ante la Santa Sede.
«Los católicos de Sri Lanka, junto con otros cristianos, se han unido a muchos budistas, hindúes y musulmanes en el ardiente deseo de una paz duradera en el país y del final definitivo de antiguas recriminaciones», comentó el Papa en aquella ocasión.
Entre otras cosas, se refirió a la contribución de la Iglesia a la reconstrucción del país tras el tsunami de 2004. En aquella ocasión, la labor de Cáritas fue fundamental para asistir a los damnificados. «Estas acciones constituyen un ejemplo concreto de la respuesta disponible y pronta de la Iglesia a la misión que ha recibido de servir a los más necesitados», añadió el Papa.