TBLISI/ROMA, viernes 22 de agosto de 2008 (ZENIT.org).- Un cheque de 120.000 dólares a favor de la Cáritas de Georgia: es la ayuda de Benedicto XVI a las víctimas del conflicto en Osetia del Sur, que llegó el miércoles a monseñor Giuseppe Pasotto, administrador apostólico para los latinos del Cáucaso.
«En la carta que acompañaba al cheque –explica monseñor Pasotto, en declaraciones telefónicas desde Tblisi a ZENIT– el Santo Padre explica que esta contribución debe servir para que las palabras que pronunció en el Ángelus no sean sólo palabras».
Los dos llamamientos del Papa con ocasión de la oración del Ángelus los pasados 10 y 17 de agosto –el primero por el cese del conflicto en Osetia «también en nombre de la heredad común cristiana» y el segundo «para que sean aliviados con generosidad los graves sufrimientos de los prófugos, especialmente de las mujeres y los niños, a quienes falta incluso lo necesario para sobrevivir»– han causado gran impresión en Georgia.
«En un país mayoritariamente de religión ortodoxa –explica monseñor Pasotto — ha causado sensación que el jefe de la Iglesia católica se interesara de manera tan decidida por el conflicto en curso, y que tuviera en el corazón a la población georgiana y rezara por ella».
El conflicto, iniciado el 7 de agosto pasado en Osetia, «ha provocado el pánico entre la población, también en zonas no afectadas, como la capital, haciendo resurgir de repente los dolorosos recuerdos del conflicto de hace 18 años con Abjacia».
A pesar de ello, añade, «ha sido muy hermoso observar cómo las familias de la capital han hecho de todo para llevar lo que podían a los refugiados llegados de repente, y que no tenían ni siquiera un colchón para acostarse».
«Los refugiados –sigue relatando monseñor Pasotto–, entre 80.000 y 90.000, están diseminados en doscientos puntos de acogida de la ciudad. Los primeros días permanecían completamente en silencio, no podían pronunciar palabra. Ayer, los jóvenes de la parroquia se acercaron a un centro para ofrecer actividades a los niños, y han constatado que las mujeres están reaccionando, pero los hombres permanecen aún en silencio».
Tras los acuerdos con Rusia «aún hay tensión, no se entiende por qué, a pesar de lo acordado, está todo bloqueado y uno no puede andar por donde quiere».
La ocupación de Gori, explica el obispo católico de Tblisi, ha dividido en dos a Georgia y no se puede hacer otra cosa que esperar la retirada de las tropas rusas.
Entre tanto, Cáritas ha enviado a esta ciudad un gran cargamento de víveres porque la población está en las últimas. «Tanto el Gobierno georgiano como el patriarcado ortodoxo –explica el prelado– han pedido ayuda a la Iglesia católica y estamos haciendo todo lo posible, con un gran espíritu de colaboración».
Este mismo espíritu de colaboración ha movido a las Iglesias cristianas, junto a las comunidades musulmana y judía, a realizar dos llamamientos conjuntos para que cese el fuego y se envíen ayudas humanitarias.
«Ha habido momentos de encuentro muy hermosos –afirma monseñor Pasotto –; es importante, en situaciones como ésta, sentirse unidos más allá de las diferencias de la fe».
La población georgiana espera mucho de la comunidad internacional, tiene miedo de quedarse sola.
Este temor lo comparten los responsables de Cáritas: «Ahora –afirma monseñor Pasotto– no faltan las ayudas internacionales, pero la situación de precariedad amenaza con durar mucho. Ya se dice que las escuelas no abrirán porque están todas ocupadas por los refugiados».
«Quizás algunos de ellos puedan volver a Gori, pero no a Tsjinvali; será necesario reconstruir las casas y vigilar para que todos reciban ayuda y no se olvide a nadie que esté necesitado. Después de siete u ocho meses, ¿se recordará aún a Georgia?».
En este sentido, añadió que es importante el papel de los medios de comunicación: «Es necesario que no se limiten a buscar el sensacionalismo, sino que obren el bien, para ayudar a los que sufren, y que den una información lo más correcta posible».
Por Chiara Santomiero, traducido del italiano por Inmaculada Álvarez