CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 22 octubre 2008 (ZENIT.org).- Ofrecemos otro de los extractos del "Día a Día del Sínodo", del padre Thomas Rosica CSB, portavoz para la lengua inglesa del Sínodo Mundial de los Obispos 2008, director del canal de televisión "Salt and Light" de Canadá. El original puede leerse en la edición inglesa de Zenit.



***



Se percibía un sentimiento de expectación en el aire en la mañana de este martes cuando nos reunimos en la congregación general, en la sala que está encima del Aula Pablo VI, en esta tercera semana del Sínodo Mundial de los Obispos sobre "La Palabra de Dios en la Vida y Misión de la Iglesia".

Una vez que Benedicto XVI dirigió la oración de la mañana y nos sentamos, los "corredores" recorrieron el aula distribuyendo el libro gris, bien encuadernado, del "Elenchus Unicus Propositionum", las propuestas sinodales fruto del trabajo sinodal de las dos últimas semanas.

Las palabras "sub secreto" están claramente impresas en la cubierta. Mientras que el significado de "sub secreto" en el contexto romano queda muy matizado, y tiene muchos niveles de interpretación, seguiré la interpretación estricta y les diré algo sobre las proposiciones, ¡sin revelar nada de su contenido! Si no, la Guardia Suiza escribirá este diario mañana por la noche, mientras que el Coro de la Capilla Sixtina entonará  todas las versiones de "Arrivederci Roma" en mi honor.

Los 253 padres sinodales entregaron 254 proposiciones sinodales la semana pasada. Durante la primera sesión de redacción, moderada por el "relator general" --el cardenal Marc Ouellet, arzobispo de Quebec- y su equipo de expertos, este número cayó a 106. En el proceso de redacción final, que tuvo en cuenta las duplicidades, temas similares, etc., el número quedó en 53 proposiciones.

El cardenal Ouellet y monseñor Laurent Monsengwo Pasinya de Kinshasa, República Democrática del Congo, secretario especial para el sínodo, empezaron una lectura alternada de las 53 propuestas en latín ante el Papa y toda la asamblea. La cadencia, como una letanía, duró 75 minutos y casi daban ganas de responder "ora pro nobis". Quienes estaban sentados en la mesa de presidencia dominaban un buen latín.

Tras las veinte congregaciones generales y muchas reuniones de los "círculos menores", donde se produjeron las propuestas, de los contenidos del libro gris que nos dieron esa mañana puedo anunciar públicamente: ¡no hay sorpresas!

Las proposiciones sintetizan muy bien los debates y preocupaciones surgidos durante el sínodo. Hay un sentimiento de unidad, urgencia, esperanza y gratitud que fluye de las propuestas. Contrariamente al voluntarioso pensamiento de algunos foráneos al proceso sinodal, no hay absolutamente nada de retrógrado en estos textos. Son el fruto de horas de trabajo del cardenal Ouellet y su equipo, y una síntesis maestra de toneladas de ideas y sugerencias, y deseos del mundo católico que surgieron durante este sínodo.

Las proposiciones, finalmente enmendadas y aprobadas por la asamblea sinodal, si son aceptadas por el Santo Padre, alimentarán la exhortación apostólica de Benedicto XVI sobre este sínodo. Habrá ramificaciones directas en la vida de los católicos de aquí y de allá, y en las Iglesias cristianas. La exhortación apostólica será también un claro testimonio al mundo de que la Iglesia católica es una comunidad profundamente enraizada en la Palabra viva de Dios, no en un libro de historia antigua.

Este miércoles los padres y participantes sinodales se han reunido en pequeños grupos lingüísticos para estudiar cuidadosamente las proposiciones y hacer las enmiendas necesarias. Tendrán que ser entregadas al Secretariado General antes de la sesión de votación final, el viernes por la mañana, en la congregación general. Pero no les diré nada más sobre las proposiciones porque están "¡sub secreto!".

* * *



La experiencia de un arzobispo

Después de mediodía tuve el honor de llevar al arzobispo Terrence Prendergast de Ottawa, a la Sala Juan Pablo II de la Oficina de Prensa de la Santa Sede para nuestro habitual ‘briefing' con periodistas de lengua inglesa, y algunos otros de países que no son angloparlantes. El arzobispo jesuita afrontó las cuestiones con cercanía personal.

Dado que Ottawa es una diócesis bilingüe --francés e inglés--, el arzobispo Prendergast, quien ha sido profesor universitario de Sagrada Escritura en Toronto y Roma, forma parte del grupo de lengua francesa del sínodo. Compartió un punto central con los periodistas. En su círculo lingüístico, el cardenal que preside el grupo invitó a los miembros a entrar en una ‘lectio divina' de media hora, antes de iniciar sus deliberaciones de cada día. A esto se le llama "practicar lo que se predica".

"Fue una experiencia muy interesante --dijo el arzobispo Prendergast--. Los obispos se vieron escuchando la Palabra de Dios y llamados a la conversión. Un obispo dijo que debía cambiar el modo en que comparte algunos aspectos de su ministerio".

Por el padre Thomas Rosica CSB. Traducido del inglés por Nieves San Martín