BALTIMORE, martes, 21 octubre 2008 (ZENIT.org).- El debate en torno a la investigación en células madre mediante la destrucción de embriones es esencialmente una de las sinrazones para matar a una persona en beneficio de otra, dijo el profesor de Princeton (Estados Unidos), Robert George.

George lo dijo durante el discurso de clausura de la 77 Conferencia Anual de la Asociación Médica Católica, sobre las aplicaciones a la praxis médica de la teología del cuerpo de Juan Pablo II.

Unos 306 médicos y 18 estudiantes de medicina se reunieron del 9 al 12 de octubre en Baltimore, Maryland, para reflexionar sobre “Teología del Cuerpo: Desafíos Actuales a la Salud, Conciencia y Dignidad Humana”.

La conferencia anual, bajo el patrocinio de la esposa, madre y médica católica santa Gianna Beretta Molla, fue inaugurada con una misa, presidida por el cardenal William Keeler, arzobispo emérito de Baltimore. El arzobispo Edwin O'Brien, que actualmente pastorea la sede de Baltimore, presidió la misa de clausura.

George, que es profesor de Jurisprudencia y miembro del Consejo de Bioética del Presidente de Estados Unidos, dijo que la “ciencia, en concreto la embriología, está del lado de aquellos a quienes repele la idea de una investigación sobre células madre, destruyendo embriones”.

Explicó que la ciencia revela que el embrión humano, desde su primera manifestación, como cigoto unicelular, es un ser autodeterminado, que dirige por completo su crecimiento y desarrollo. Subrayó que, desde la concepción, el ser humano pasa por estadios de desarrollo, pero no puede ser considerado otro tipo de ser.

Arguyó que, para justificar la matanza de niños con minusvalías de desarrollo, con el fin de obtener órganos trasplantables, incluso para afrontar la enfermedad y sufrimiento de otras personas, sería insostenible y nadie debería argumentar en favor de esta práctica, basándose en la “necesidad de órganos para ser trasplantados”.

El profesor, que es también director del programa James Madison de Ideales e Instituciones Estadounidenses, dijo que el debate sobre la legalidad y ética de la obtención de células madre de embriones humanos vivos –matando a los embriones- es esencialmente el debate sobre si es correcto moralmente matar a miembros de un cierto tipo de seres humanos para beneficiar a otros.

“Si el debate se prepara con una seria atención a los hechos de embriogénesis y desarrollo humano temprano, y a la profunda, inherente e igual dignidad de los seres humanos”, afirmó George, “entonces, como nación, llegaremos al final al rechazo de la deliberada obtención de vida humana, independientemente de los beneficios prometidos”.

Y añadió: “los científicos ya han hecho un impresionante progreso hacia el objetivo de producir células estaminales plenamente pluripotentes con métodos no destructivos de cultivo de células madre, de tejidos adultos y de la sangre del cordón umbilical.

“Donde los métodos seguidos con el vigor ahora mostrado por los defensores de la investigación destructora de embriones, el futuro podrá ver la promesa de una ciencia en células madre sin mancha en nuestra conciencia nacional”.

Para más información: Catholic Medical Association: www.cathmed.org

Por Robert F. Conkling, traducido del inglés por Nieves San Martín