CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 22 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- El director de la Oficina de Información del Vaticano, el padre Federico Lombardi S.I., declaró este miércoles que la Santa Sede está «enormemente preocupada» por la violencia contra los cristianos de la ciudad iraquí de Mosul.
Tras los ataques, explica, «se advierte un problema de fundamentalismo islámico, que podría ser aún más agresivo dada la actual situación del país.
El padre Lombardi, en declaraciones a la agencia Reuters recogidas por «Radio Vaticano», se preguntó «si las autoridades iraquíes no están en situación de defender a los cristianos», o si por el contrario «no hay suficiente voluntad» de defenderles.
La situación de los cristianos de Mosul es cada vez más dramática. Según datos de la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), cerca de 2.300 familias cristianas habrían huido de la ciudad en los últimos días para escapar a la ola de violencia anticristiana, que ya se ha cobrado una quincena de víctimas.
Según datos publicados por «Radio Vaticano», se estima que podrían quedar en la ciudad alrededor de 500 cristianos, frente a los 25.000 que integraban la comunidad cristiana antes de la Guerra del Golfo.
En un comunicado del ministerio iraquí de los Derechos Humanos, se informa que «2.275 familias cristianas de Mosul han abandonado la ciudad para huir de la violencia contra su comunidad», aunque «el éxodo ha cesado».
A pesar de las medidas de protección del Gobierno, pocos cristianos se han atrevido a volver. En los últimos días, el obispo auxiliar de Babilonia de los Caldeos, monseñor Shlemon Warduni, hacía un llamamiento, durante una reunión mantenida con el primer ministro iraquí Jalal Talabani, a que las autoridades «hagan algo» para que las familias cristianas puedan volver a vivir allí con seguridad.
En declaraciones recogidas por L’Osservatore Romano, monseñor Warduni criticaba «el retraso con que el mundo y el Gobierno han reaccionado a la tragedia», un silencio que definió como «atronador».
Precisamente, hoy estaba prevista una jornada de ayuno y oración en la iglesia de Santa María del Sagrado Corazón de Bagdad, por las personas asesinadas en Mosul y por sus familias, así como por la paz del país. Está prevista la presencia del nuncio apostólico en Iraq, monseñor Francis Assisi Chullikatt.