“Es necesario frenar el éxodo de cristianos de Oriente Próximo”

La presencia cristiana, necesaria para el diálogo con el Islam, según patriarca greco-melquita

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ROMA, viernes 24 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- Si Europa y Estados Unidos quieren instaurar un clima de paz en el Próximo Oriente y combatir el terrorismo, deben preocuparse por “mantener viva la presencia cristiana en estas tierras”. Así lo afirmó el patriarca greco-melquita de Antioquía, Su Beatitud Gregorio III Laham, en una entrevista concedida a L’Osservatore Romano y publicada en su edición de hoy.

El patriarca afirma que el actual éxodo de los cristianos es “una hemorragia que está desangrando lentamente al pueblo de la paz en la tierra de la paz”, especialmente en Tierra Santa, pero también en Líbano, Jordania, Siria, Kuwait, Iraq y los Emiratos.

La situación difícil que atraviesan los cristianos en estos países en los que son minoría, se está agravando, afirmó el prelado, “por las amenazas cada vez más fuertes y los episodios de violencia, que cada vez son más frecuentes”.

Si el éxodo continúa, afirma, “se podrían crear bloques separados y sería cada vez más difícil hablar de convivencia entre una Europa de mayoría cristiana, un mundo árabe totalmente islámico y un pequeño territorio totalmente hebreo”.

“Esto supondría verdaderamente el riesgo de un choque de civilizaciones que no se conocen, de cultras que no se hablan, de religiones que no se respetan recíprocamente”.

Por tanto, si los países occidentales “quieren la paz y quieren verdaderamente poner fin al terrorismo, si quieren mantener una relación constructiva con el mundo islámico, deben preocuparse por mantener viva la presencia, el testimonio de la comunidad cristiana en estas tierras”.

“Si se quiere evitar que el fundamentalismo coja alas con el pretexto de la pureza de la fe y alimente el terrorismo, hay que afrontar el problema de raíz”, añade el patriarca Laham.

El prelado greco-melquita ha aprovechado su presencia en Roma por el Sínodo para hacer un llamamiento a todos los obispos para “que hagan todo lo que esté en sus posibilidades para pedir la paz para Jerusalén, como rezamos en los salmos”.

“Paz para Jerusalén significa paz para todo el mundo, pero sobre todo, que se consienta a los cristianos que continúen dando su testimonio en el Próximo Oriente”, un testimonio que define como “maravilloso”.

El Sínodo, muy importante

Su Beatitud Gregorio III Laham alude también a su experiencia del Sínodo, y añadió que volverá a su tierra “más rico” y deseoso de transmitir lo vivido a los cristianos de su país, pero “también a los musulmanes: que Dios ama a todo el mundo, que ama a todos los hombres”.

Los cristianos del Próximo Oriente, añade, deben hacer llegar la Palabra de Dios “a musulmanes y a hebreos”. “Debemos encontrar caminos que nos ayuden a hacer converger a todos hacia un punto de encuentro. Esta es nuestra misión”.

En este sentido, añadió, el Sínodo “ha puesto en evidencia la necesidad del diálogo con el mundo hebreo y con el mundo islámico, aunque también ha habido alguna reticencia”.

“Mi impresión es que aún muchos obispos no tienen muy presente la importancia que está adquiriendo el Islam en el mundo, y que no se preocupan demasiado por conocerlo con más profundidad”, añade.

El patriarca espera que de este Sínodo salga “una Palabra fuerte, llena de una confianza y una esperanza renovadas. El mensaje responde fielmente al entusiasmo de Pablo, el Apóstol a cuya guía se ha puesto este Sínodo. Encuentro en este mensaje un gran poder para afrontar el diálogo en sentido cristiano con todos, en la claridad de la luz cristiana, que es verdaderamente la luz del mundo”.

Por Inma Álvarez

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ZENIT Staff

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