CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 25 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- Publicamos el llamamiento de paz que han emitido los padres orientales al concluir el Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios.
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«Cristo es nuestra paz» (Efesios 2, 14)
En el año jubilar del apóstol Pablo, el Santo Padre Benedicto XVI nos ha reunido en Sínodo con los obispos representantes de toda la Iglesia católica.
Expresamos profundo reconocimiento al Papa por haber elevado siempre, rápida e incansablemente la súplica a Dios y la voz a favor de los hermanos y de las hermanas de Oriente. Siguiendo su ejemplo, también nosotros, como discípulos de Cristo, padres y jefes de las Iglesias Orientales Católicas, renovamos la imploración a Dios y hacemos un llamamiento a todos para que se confirme todo intento de favorecer por doquier la paz en la libertad, en la verdad y en el amor.
Experimentamos en el corazón un estremecimiento por los sufrimientos de tantos hijos e hijas nuestros de Oriente: niños y jóvenes; personas en dificultad extrema por razones de edad, salud y esenciales necesidades espirituales y materiales; familias que sienten cada vez más la tentación del desaliento por el presente y el futuro. Y sentimos el deber de hacernos intérpretes de sus expectativas justificadas para que se garantice pronto una vida digna en una fecunda convivencia social.
¡La paz es obra de la justicia! Es un imperativo del que no podemos y no queremos eximirnos. Pedimos, por este motivo, en particular para Tierra Santa, cuna de Cristo Redentor, para el Líbano, Irak y la India la paz en la justicia, de la que es garantía una libertad religiosa real.
Estamos cerca de quienes sufre por la fe cristiana y de todos los creyentes a quienes se les impide la profesión religiosa. Rendimos homenaje a los cristianos que han perdido recientemente la vida en la fidelidad al Señor.
Ante el Papa y los padres sinodales, alentados por su fraternidad, presentamos una vibrante petición:
–A los cristianos y a todos los hombres de buena voluntad para que respeten y acojan al otro en la vida cotidiana, acercándose a quienes se encuentran en la necesidad, ya sean cercanos o lejanos.
–A los pastores y a los responsables religiosos para que prediquen esta actitud, apoyando y multiplicando las iniciativas de mutuo conocimiento, de diálogo y de ayuda.
–A la comunidad internacional y a los hombres de gobierno para que garanticen a nivel legislativo la verdadera libertad religiosa, superando toda discriminación y ayuda a cuantos están obligados a dejar la propia tierra por motivos religiosos.
Que se cumpla el auspicio del Papa Benedicto XVI: «Que las Iglesias y los discípulos del Señor permanezcan allí donde les ha colocado por nacimiento la divina Providencia; allí donde merecen permanecer por una presencia que se remonta a los inicios del cristianismo. A través de los siglos se han caracterizado por un amor incontestable e inseparable a la propia fe, al propio pueblo y a la propia tierra» (Benedicto XVI durante la visita a la Congregación para las Iglesias Orientales, 9 de junio de 2007).
«Cristo es nuestra paz». Esta palabra divina trae consuelo y esperanza y apremia a buscar nuevos caminos de paz, que encuentren eficacia en la Bendición de Dios. Espacio a la paz, nosotros, pastores de Oriente, deseamos que pueda ser el humilde pero apremiante llamamiento que ponemos en manos del Santo Padre, dando gracias a Dios y a quienes lo acogerán con benevolencia.
Que intercedan por este don los santos apóstoles Pedro y Pablo, y los mártires, encontrándonos junto a sus memorias romanas. Que sea nuestra poderosa abogada la santísima Madre de Dios. Que la Reina de la Paz haga llegar nuestra preocupación, nuestros esfuerzos y nuestras oraciones a Cristo, Señor y Dios, Príncipe de la Paz.
Vaticano, 24 de octubre de 2008
Tarcisio Bertone,
cardenal secretario de Estado
Leonardo Sandri,
cardenal prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales
William Joseph Levada,
cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, presidente delegado del Sínodo
George Pell,
cardenal arzobispo de Sydney, presidente delegado del Sínodo
Odilo Pedro Scherer,
cardenal arzobispo de Sao Paulo, presidente delegado del Sínodo
Nikola Eterovic,
arzobispo, secretario general del Sínodo de los Obispos
Nasrallah Pierre Sfeir,
cardenal patriarca di Antioquía de los Maronitas
Emmanuel III Delly,
cardenal patriarca di Babilonia de los Caldeos
Varkey Vithayathil,
cardenal arzobispo mayor de Ernakulam-Angamaly de los Siro-malabares
Antonios Naguib,
patriarca de Alejandría de los Coptos
Gregorios III Laham,
patriarca de Antioquía de los Greco-melquitas
Nerses Bedros XIX Tarmouni,
patriarca de Cilicia de los Armenios
Mar Basileos Cleemis Thottunkal,
arzobispo mayor de Trivandrum de los Siro-malancares
Fouad Twal,
patriarca de Jerusalén de los Latinos
Jules Mikhael Al-Jamil,
procurador del patriarcado de Antioquía de los Sirios
Dionisio Lachovicz,
representante del arzobispo mayor de Kiev-Halyc (Ucrania)
Florentin Crihalmeanu,
representante del arzobispo mayor de Fagaras si Alba Iulia (Rumanía)
Traducción de Jesús Colina