CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 26 octubre 2008 (ZENIT.org).- Tras concluir las sesiones de trabajo del Sínodo de los Obispos sobre la Palabra, Benedicto XVI invitó a almorzar a los cerca de 400 participantes y colaboradores de esta asamblea, reconociendo que para él ha sido «conmovedo».
La comida tuvo lugar este sábado a las 13.00 horas, en el atrio del Aula Pablo VI del Vaticano.
Uno de los presidentes delegados de Sínodo, el cardenal George Pell, arzobispo de Sydney, dirigió al Papa en nombre de la asamblea, durante la comida, unas breves palabras en italiano llenas de espontaneidad y de humor.
El purpurado australiano reconoció que ha sido uno de los Sínodos en los que se ha vivido «más acuerdo, más comunión, y por este motivo ha sido quizá el menos interesante». Los presentes se echaron a reír.
Se trataba de uno de los comentarios que habían repetido en estos días los periodistas que cubrían el Sínodo, pues en el periodismo cuando faltan conflictos en general faltan noticias.
El Papa se levantó después para tomar la palabra y reconocer que no sabía si era el Sínodo más interesante, pero sí el «más conmovedor» pues al escuchar al otro hablar de la Palabra de Dios escuchamos mejor al Señor.
Así los participantes, dijo, han aprendido a escuchar mejor la Palabra de Dios, descubriendo nuevas posibilidades en ella, pues la meditación o la reflexión científica no agotan nunca todos sus tesoros.
Refiriéndose al enorme trabajo que han realizado el el relator general de este Sínodo, el cardenal Marc Ouellet, P.S.S., arzobispo de Québec (Canadá), y el secretario especial, monseñor Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa, confesó con una sonrisa que se siente inquieto porque se ha violado el derecho humano del descanso nocturno y al domingo.
Anunció que ahora se emprenderá la elaboración del texto sinodal, que él firmará, y que también una prueba de escucha de la Palabra y de los participantes en este Sínodo.
