CIUDAD DEL VATICANO, martes 28 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- El papel de la Iglesia como promotora de la paz, la reconciliación y la justicia social, será la cuestión clave del próximo Sínodo Especial sobre África, anunciado por el Papa Benedicto XVI para el mes de octubre del año que viene, durante la Eucaristía de clausura del Sínodo sobre la palabra, el pasado domingo en el Vaticano.
En declaraciones al diario L’Osservatore Romano, el secretario general del Sínodo, el arzobispo Nikola Eterovic, explicó que el tema elegido por el Papa para esta próxima reunión sinodal es «La Iglesia en África, al servicio de la reconciliación, de la justicia y la paz. ‘Vosotros sois la sal de la tierra… Vosotros sois la luz del mundo’ (Mt 5, 13,14)».
La idea de este Sínodo, explicó el prelado, «partió del episcopado africano en los últimos años del pontificado de Juan Pablo II», quien de hecho había acogido la propuesta el 13 de noviembre de 2004. El 22 de junio de 2005, Benedicto XVI anunció su intención de convocar esta asamblea.
Este Sínodo, añadió, «supondrá una continuación» del primer sínodo, celebrado en 1994. «Será un Sínodo auténticamente africano, que contribuirá, como ya sucedió en el anterior, a estimular la conciencia de la unidad de cada parte del continente y a favorecer el dinamismo evangélico».
Actualmente, explicó monseñor Eterovic, los católicos africanos han terminado de estudiar los Lineamenta, que se publicaron en el año 2006 en varios idiomas, incluso en árabe y en swahili, para preparar el Sínodo. Las respuestas ya han llegado a la Santa Sede.
Próximamente, está prevista una reunión entre el Consejo Especial para África y la secretaría general del Sínodo, para preparar la primera redacción del Instrumentum Laboris. Este texto, en su redacción definitiva, será entregado por el Papa a los obispos africanos en marzo, durante su viaje, recientemente anunciado, a Camerún y Angola.
«Hemos tenido noticia de muchísimas iniciativas de debate y reflexión capilar en las diócesis, en las parroquias y en todos los organismos eclesiales, incluidos los institutos de actividad social, las escuelas católicas, los hospitales…Nos hemos dirigido también a los demás cristianos y a las otras religiones, con un acento particular a la relación con el Islam», añadió.
El prelado explicó que los Lineamenta «tienen un sesgo fuertemente cristológico, porque Jesús es nuestro reconciliador, nuestra justicia y nuestra paz», y que aunque tienen principalmente un contenido pastoral y de evangelización, tratan también sobre los diversos problemas que atraviesa el continente.
Entre otras cuestiones, se hablará «sobre los conflictos armados, el desequilibrio entre ricos y pobres, el tráfico de armas, de la pobreza, del hambre, del respeto al derecho de las minorías, del papel d ella mujer, de la explotación salvaje de los recursos, de los prófugos, de los refugiados…»
Según el prelado, la reconciliación «es una necesidad prioritaria en África, en la que no faltan los progresos, pero tampoco los problemas. Sin esta paz verdadera en Cristo no puede haber ningún desarrollo cultural o social. La Iglesia debe ser una voz profética que invite a la reconciliación, a la justicia y a la paz».
Un continente en efervescencia
Monseñor Eterovic afirmó que la Iglesia en África «es hoy una realidad en pleno desarrollo», al que no es ajeno el efecto positivo del anterior Sínodo de 1994. «En las reuniones han surgido varios datos significativos: por ejemplo, los obispos han aumentado un 18% desde 1994, y los sacerdotes diocesanos, el 58%».
Este «crecimiento excepcional», como lo definió monseñor Eterovic, es mucho más importante «si se tiene en cuenta que al principio del siglo XX los católicos no llegaban a los 2 millones, y hoy son 154 millones, el 17% de la población africana».
Además, el prelado destacó «la vivacidad» de las comunidades eclesiales: «la práctica religiosa es alta, especialmente la participación en la misa dominical y de precepto. En algunos países, la práctica religiosa está en torno al 80%», lo que explica también «el elevado número de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada».
«En síntesis, África ya no es tierra de misión en sentido pasivo, sino que ella misma envía misioneros, tanto para el continente como para el mundo entero».
Otra de las notas importantes que se ha puesto de manifiesto durante la preparación del Sínodo, es «la evidencia de que los cristianos en África están en su propia casa, no son huéspedes», como lo9 pone de manifiesto «la antigua iglesia copta, o la Iglesia en Etiopía, que acaba de celebrar su bimilenario», explicó monseñor Eterovic.
África «es la tierra de Agustín, pero también de Orígenes, Atanasio, Cirilo, Cipriano, Tertuliano, y también de Tecla, Mónica, Perpetua y Felicidad… No podemos olvidar a los grandes padres africanos de la Iglesia, ni las etapas de evangelización del continente, sobre todo en la región subsahariana. Recordamos también a los mártires de Uganda, canonizados por Pablo VI, como también a los santos y beatos más recientes, como Giuseppina Bakhita, a quien en la Spe salvi, Benedicto XVI puso como ejemplo de esperanza cristiana apaz de liberar integralmente a la persona», concluyó.
Por Inma Álvarez