CIUDAD DEL VATICANO, viernes 31 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- El enorme trabajo humano que exige la catalogación de los documentos requiere seis o siete años antes de que puedan abrirse los archivos secretos vaticanos relativos al pontificado de Pío XII (1939-1958), ha aclarado el portavoz de la Santa Sede.
El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha respondido con una nota a las peticiones que ha recibido Roma en este sentido, en particular por parte de representantes judíos y de historiadores.
«Prescindiendo de la discusión si podría ofrecer novedades relevantes en el conocimiento histórico sobre el pontificado de Pío XII, la petición es en sí misma comprensible y justificada desde el punto de vista de la metodología de los estudios históricos», reconoce el portavoz.
Sin embargo, añade, «hay que comprender bien lo que esto comporta como trabajo de preparación».
La apertura del Archivo Secreto Vaticano a los expertos fue decidida por León XIII en 1881 y sus sucesores han continuado con esta práctica
«El principio que generalmente se ha seguido ha sido el de abrir a los expertos los documentos pontificado tras pontificado, y no en virtud de un límite de tiempo (por ejemplo, 50, 70, 90 años, como sucede con otros archivos), pues el Archivo no está estructurado según un esquema cronológico, sino precisamente por pontificados».
Hasta ahora, la apertura se ha extendido a todo el pontificado de Pío XI (por tanto hasta el año 1939), y los documentos son accesibles desde el año 2006.
La apertura a los estudiosos de los archivos relativos a esos años supone un ingente trabajo trabajo de catalogación de más de 16 millones de documentos, aclara el padre Lombardi. «Hay que preparar 15.430 sobres, y 2.500 dossieres».
El sacerdote informa que «el prefecto del Archivos Secreto, monseñor Sergio Pagano, ha afirmado recientemente que con los recursos actuales se necesitan al menos seis o siete años».
«Antes de ese período de tiempo no es realista pensar que se dé una apertura a los expertos de esos archivos –explica el padre Lombardi–. Naturalmente, una vez que el trabajo de catalogación haya terminado, dado que el Archivo Secreto es Archivo del Papa, la decisión final sobre la apertura corresponderá al mismo Santo Padre», concluye.
