ROMA, miércoles, 5 noviembre 2008 (ZENIT.org).- Monseñor Jin Peixian, uno de los últimos grandes obispos de la generación que tomó el relevo de la Iglesia Católica en China, ha muerto a la edad de 84 años, reseña «Eglises d’Asie», la agencia de las Misiones Extranjeras de París (EDA).
El 4 de noviembre, murió el arzobispo católico de Shenyang Pius Jin Peixian, en Liaoning, provincia del nordeste de la China continental. De 84 años, monseñor Jin sufría desde hace unos años un cáncer renal; se extinguió en el hospital, tras una decena de días en coma. Sus funerales se celebrarán el 8 de noviembre, en la catedral del sagrado Corazón en Shenyang.
Con él desaparece uno de los últimos grandes obispos de la generación que tomó el relevo en la Iglesia Católica de China, tras la tormenta revolucionaria que culminó en la revolución cultural de 1966 a 1976.
Al comunicar el deceso, la diócesis de Liaoning, describe a monseñor Jin como «un buen pastor» que «sirvió a las necesidades espirituales de su pueblo a lo largo de toda su vida», un sacerdote guiado por la «confianza en Dios y el amor a la Iglesia».
De hecho, la vida y obra de monseñor Jin, hombre discreto y ponderado, estuvieron marcadas por un delicado equilibrio entre «su lealtad hacia el Papa y su aquiescencia a la identidad nacional» china, así como lo expresa Anthony Lam Sui-ki, miembro del centro de estudios del Espíritu Santo de la diócesis de Hong-Kong.
Obispo «oficial» de Shenyang desde 1989, monseñor Jin se preocupó de recibir la aprobación del Papa a su mandato episcopal antes de ser ordenado obispo de modo efectivo. En 2006, su sucesor, monseñor Paul Pei Junmin, también había procurado recibir el mandato pontificio antes de aceptar oficialmente el episcopado.
Y, el 29 de junio pasado, en la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, monseñor Jin se retiró, pasando la antorcha a monseñor Pei, hasta entonces su coadjutor.
Monseñor Jin Peixian se preocupó siempre por reforzar el sentido de pertenencia a la Iglesia universal en sus sacerdotes, subraya también Anthony Lam.
Así mismo, veló por reforzar la formación tanto académica como espiritual dispensada a los seminaristas, a los sacerdotes, a los religiosos y a los laicos en Liaoning.
Fue uno de los primeros obispos que obtuvo de las autoridades el permiso de enviar a algunos de sus sacerdotes y religiosos en formación al extranjero. También se cuidó de dar a las iglesias, y en especial a la catedral, visibilidad en las ciudades y aldeas de su provincia.
Por último, en estos últimos años, se reprochaba no haber sabido hacer bastante por el acercamiento de las comunidades «clandestina» y «oficial», que entrañan inútiles duplicaciones de trabajo pastoral en algunas regiones.
Nacido el 16 de marzo de 1924, en una familia católica, monseñor Jin siguió el itinerario entonces normal de la formación en el seminario menor, en 1936, después en el mayor, donde sus superiores le enviaron sucesivamente a Shenyang, Changchun, Pekín y Hong-Kong.
Ordenado sacerdote en Shanghai en 1951, empezó su ministerio en una China ya controlada por los comunistas. Nombrado profesor de un instituto de Pekín, trabajó enseguida como contable en una fábrica de 1952 à 1955. En esa fecha, regresó a Fushun, donde ejerció su ministerio sacerdoteal en una parroquia, pero, en 1957, fue denunciado como «derechista» a raíz de una asamblea de católicos. Al año siguiente, fue condenado a diez años de prisión por «delitos contrarrevolucionarios».
En 1968, una vez liberado, fue enviado al medio rural, en el marco de «la reforma por el trabajo». Hasta 1980 no volvió a Fushun donde pudo por fin ejercer de nuevo su ministerio sacerdotal. El 21 de mayo de 1989 fue ordenado obispo de Liaoning. Era además vicepresidente de la Conferencia Episcopal «oficial» de la Iglesia Católica en China.
La diócesis de Liaoning cuenta hoy con 110.000 católicos y con el ministerio de ochenta sacerdotes y 180 religiosas.
Traducido del francés por Nieves San Martín