MADRID, viernes, 7 noviembre 2008 (ZENIT.org).- La nueva evangelización también pasa por la literatura, como lo demuestra «Excelencia literaria», un portal destinado a la nueva literatura, laboratorio en el que se están formando algunas jóvenes revelaciones (chicos y chicas) del mundo editorial español.
El creador de la iniciativa es Miguel Aranguren, autor de novelas de éxito como «La sangre del pelícano» (Editorial LibrosLibres), quien escribió su primera novela a los 19 años. Desde entonces arrancó una llamativa carrera literaria que se completó con sus columnas en algunos de los diarios y revistas más difundidos de España.
Miguel Aranguren decidió hace un lustro que había llegado el momento de invertir los términos, de devolver a la narrativa su vocación primigenia: la de entretener al lector al tiempo que se muestran los valores imperecederos de la antropología cristiana. Lo cuenta a ZENIT en esta entrevista.
–Entendemos su interés a la hora de buscar «compañeros de viaje» que aporten luz y esperanza a los distintos géneros literarios, pero, ¿por qué escogió autores tan jóvenes?</p>
–Miguel Aranguren: No fue una decisión sencilla. Tenía clara la misión de Excelencia Literaria: devolver a las letras su capacidad moralizadora, es decir, su derecho a tejer una cultura según los parámetros de los valores universales. Por decirlo de otra manera, pretendía diseñar un proyecto por el cual los nuevos autores (novelistas y articulistas de opinión) supieran fraguar sus principios frente a los intereses comerciales o ideológicos de editoriales y medios de comunicación. El cristiano tiene que moverse en todos los ámbitos sin renegar del espíritu que imbrica todos sus actos, sobre todo cuando nos referimos a una actividad creativa como la literatura. Así que dudé si los protagonistas de Excelencia Literaria (que a fuerza debían ser jóvenes) se encontraban en la universidad o aún en los colegios. Entonces pensé en mi propia vocación literaria, que me fue surgiendo de forma natural desde niño. Fue la adolescencia la etapa clave de mi interés por las novelas, el momento en el que garabateé mis primeros relatos, mis primeros amagos de historia. Entonces decidí buscar escritores en el periodo que va desde los 14 a los 18 años. Son años ideales para la formación en técnicas literarias que después se pulirán con los años. Pero, sobre todo, son años clave para la formación humana, para acrisolar las virtudes que después reflejarán sus obras.
–En todo caso, podríamos objetar que en esas edades es difícil dar continuidad a una vocación tan compleja como la del escritor.
–Miguel Aranguren: Sin lugar a dudas. Pero así ocurre con otras vocaciones que exigen una entrega total. Porque uno no puede ser escritor de cuatro a ocho de la tarde. No. El escritor es un artista y el artista exige vivir inmerso en su mundo creativo las veinticuatro horas, incluso dormido. Sin embargo, la primera juventud, incluso la segunda, son etapas en las que junto a los sueños profesionales, de realización personal, se unen una serie de afanes desinteresados. ¿Y qué es un escritor en ciernes sino un benefactor? Es decir, nadie le garantiza que su obra vaya a encontrar el beneplácito del público y, mucho menos, que algún día llegará a vivir de sus escritos. Y, sin embargo, para alcanzar ambas metas es indispensable que comience a escribir y a mostrar lo que escribe en el momento en el que surgen las inquietudes existenciales, la conciencia del propio yo, la búsqueda del bien ajeno, incluso la búsqueda de Dios… Y si no somos conscientes de que un chico o una chica de 14 ó 15 años llega a esas encrucijadas, es que subestimamos a la juventud.
–Existen infinidad de talleres literarios, concursos de relatos y novela, agentes a la caza de nuevos autores. ¿Qué novedad aporta Excelencia Literaria?
–Miguel Aranguren: Mi proyecto es una forja de autores con valores humanos. Visito los centros escolares más prestigiosos del país y lanzo a los adolescentes el reto de cambiar el mundo a través de la literatura. ¿Es esto posible…? Estoy persuadido de que sí. Un joven tiene la fuerza de la novedad, el deseo de hacerse oír, la ventaja de sorprender por su frescura. Por desgracia, los medios de comunicación y el cine han modelado una imagen deleznable de la juventud que no corresponde con la realidad. Son muchísimos los jóvenes que no se drogan, aquellos que contemplan la vida como un don repleto de oportunidades, los que sueñan con mejorar todo lo que los adultos hacemos mal. ¿Viven influidos por una cultura materialista? Sin duda. Pero aquellos que tienen la fortuna de experimentar la seguridad y el calor de una familia unida, los que creen que el amor es una aventura de entrega, los que luchan por una amistad comprometida, los que viven contracorriente a pesar del qué dirán…, son dueños de un bagaje personal que, si va unido a cierta capacidad creativa, puede eclosionar en un novelista o en un articulista de opinión de primera línea. Desde luego, en Excelencia Literaria lo tenemos más que comprobado.
–Sin embargo, para que ese «desideratum» tan encomiable sea algo más que buenas palabras, su proyecto tendrá que seducir a los futuros literatos con algún reclamo atractivo.
–Miguel Aranguren: Excelencia Literaria no es un proyecto al uso o un concurso más de carácter literario. El hecho de haber publicado mi primera novela («Desde un tren africano», Editorial Palabra) a muy temprana edad me hace comprender que un aspirante a escritor, para enamorarse de esta profesión apasionante, necesita experimentar las mieles del triunfo. Y en el caso de un narrador, el éxito es la publicación. Por ese motivo, desde que arrancó Excelencia Literaria le damos tanta importancia a la página web (www.excelencialiteraria.com). En muy poco tiempo nuestro portal se ha convertido en un referente de la literatura joven, de lo que los jóvenes escriben, lo que nos premia con más de medio millón de visitantes únicos. Por eso, un muchacho que publica en la web del proyecto se puede sentir ya escritor, pues muchos de los autores que ocupan un espacio en las librerías no tienen ni de lejos tantos lectores como los que disfrutan estos alumnos. Por si fuera poco, Excelencia Literaria cuenta, además, con el apoyo de algunos grupos y medios de comunicación de primer orden, que ofrecen sus espacios para editar relatos y artículos de nuestros jóvenes autores.
–Pero, ¿publican todos los alumnos que se suman al proyecto?
–Miguel Aranguren: Desde luego que no. Siempre les recuerdo que Excelencia Literaria busca escritores, que la sociedad demanda escritores, buenos escritores capaces de transmitir esperanza a sus lectores. Y para lograrlo, no queda otro remedio que buscar a los mejores. Por ese motivo, de entre los 600 ó 700 alumnos que se inscriben cada curso, sólo un siete por ciento logran ver algunos de sus trabajos en la web. Después, un jurado de primera línea, compuesto por personalidades del mundo de la Universidad, del negocio editorial, de la prensa…, escoge a aquellos que merecen comenzar a publicar en medios de comunicación de ámbito nacional.
–¿A qué medios se refiere?
–Miguel Aranguren: Los ganadores de Excelencia Literaria publican sus escritos de forma regular en la edición digital de El Mundo, la más visitada de un diario en español (unos 12 millones de visitantes únicos al mes), en el blog de la Cadena COPE, en el semanario ALBA (Grupo Intereconomía), en la revista ¡HOLA! y en la edición para España de Selecciones Reader’s Digest. Estamos hablando de cabeceras punteras y muy reconocidas en las que estos chicos y chicas pueden publicar cuantas veces quieran, un sueño que no está al alcance de cualquiera. Y por si fuera poco, Exc
elencia Literaria les hace conscientes de su capacidad a la hora de iluminar el mundo de la cultura desde dentro. Es decir, de su libertad a la hora de escribir sobre todo aquello que les hace sentirse mejores personas, motor de cambio en una sociedad en crisis moral. Ellos saben que disfrutan de unas tribunas privilegiadas para recordar con sus escritos (es decir, con ficción y reflexión, con creatividad y belleza) que el hombre está llamado a la trascendencia, que merece la pena luchar por aquello que merece la pena, desde la vida recién engendrada a el estudio de una carrera universitaria, porque todo cabe en el alma de un escritor.
–Me pregunto si sus alumnos son conscientes del atajo que les abre Excelencia Literaria…
–Miguel Aranguren: Son jóvenes y, por tanto, inconstantes. Muchos de ellos pasan del entusiasmo a la apatía, pero cuento con ello, porque también he sido joven y me he distraído con el vuelo de una mosca… Pero quien se adentre en la web del proyecto se encontrará con escritores que no solo apuntan maneras sino que escriben muy bien y tienen un mundo literario propio, algo fundamental a la hora de empezar a escribir. Por si fuera poco, a medida que han ido transcurriendo las ediciones he descubierto en muchos puntos de España a chicos y chicas muy interesados en la carrera literaria de algunos de los ganadores del proyecto. En los escritos de sus coetáneos han encontrado estímulo, diversión, motivos para reflexionar… Es decir, estamos hablando de una fama bien cimentada, de un prestigio que se sustenta en unos valores mantenidos y defendidos desde la buena literatura. Por si fuera poco, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra se ha unido también a esta aventura, y una vez al año celebramos en su campus unas jornadas literarias que ayudan a que los alumnos aprendan a mirar al horizonte con ilusión.
–¿Se podría afirmar que Excelencia Literaria contribuye a la evangelización de la cultura?
–Miguel Aranguren: Este proyecto no pide ningún tipo de adscripción a sus alumnos. Por supuesto, tampoco la religiosa. Atravesamos unos momentos históricos singulares, en los que la Verdad debe proponerse a una sociedad secularizada. Por esa razón, en Excelencia Literaria contamos con muy buenos jóvenes escritores cristianos…, musulmanes… y agnósticos. Lo único que defendemos con vehemencia son los valores propios de la antropología cristiana, desde el amor al prójimo a la libertad, desde la defensa de la persona en toda circunstancia a la supremacía de la familia como núcleo de respeto y amor. Los valores que iluminan la vida cristiana tienen una ventaja frente a la mera corrección de la «buena ciudadanía», y es su radicalidad, entendida ésta como un motor que ilumina toda la existencia y que no se permite «vacaciones». Si se defiende la vida, por ejemplo, no caben excepciones, aunque las marque la Ley civil. Si se defiende la dignidad de la mujer, no caben concesiones literarias a un falso erotismo que la convierte en objeto de deseo. Si se defiende la paz, no hay motivos que justifiquen el odio, etc. Dicho todo esto, he conocido a muchos alumnos del proyecto que han experimentado la cercanía de Dios gracias a la oportunidad de desarrollar esta actividad creativa como un servicio a los demás.
–¿Confía en que alguno de sus alumnos llegue a convertirse en un autor de moda?
–Miguel Aranguren: Excelencia Literaria, consciente de la dificultad del triunfo en el ámbito editorial, aspira a que los autores que pasan por el proyecto sientan siempre la gozosa libertad de escribir, incluso por encima de los condicionantes de las modas. Ojalá entre tantos miles de adolescentes surja alguno, un puñadito, que renueve el ámbito literario en español. Y otro puñadito que, gracias a la creación literaria, despunte como dramaturgo, guionista de televisión o cine, como ensayista… Ponemos todos los medios a nuestro alcance para que así sea, porque el hombre del Tercer Milenio necesita una cultura que le ayude a ser feliz a través del conocimiento de su propia realidad.
Más información en www.excelencialiteraria.com