Las inesperadas consecuencias de las madres de alquiler

Con el fenómeno, aumentan los intereses y los dramas

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ROMA, domingo, 16 noviembre 2008 (ZENIT.org).- El hecho de que las parejas que no pueden tener hijos recurran cada vez más frecuentemente a los servicios de madres de alquiler ha generado un mercado de intereses con dramas inesperados.

Un ejemplo es el destino de una niña de tres meses nacida de una madre de alquiler india, que ha pasado los primeros meses de su vida en medio de una batalla legal. El asunto acaba de resolverse, informaba el 2 de noviembre la CNN. Manjhi y su abuela, llegaron a Osaka, Japón, desde la capital de la India, Nueva Delhi, para encontrarse con su padre biológico.

Un artículo el 6 de octubre en el periódico de Singapur, Strait Times, explicaba los orígenes de la disputa.

Manjhi nació como resultado de la combinación del esperma de un marido japonés y el óvulo de una donante anónima implantado en el útero de una madre de alquiler india de la ciudad de Anand, en el estado de Gujarat.

Los problemas legales surgieron cuando el padre, Ikufumi Yamada, y su esposa, Yuki Yamada, que habían pagado por los servicios de la madre de alquiler, se divorciaron antes del nacimiento de Manjhi. El marido quería tener el bebé, pero su ex esposa ya no lo quería.

La ley india exige que la madre deba estar presente para que el bebé pueda recibir un pasaporte. En el caso de Manjhi ni la madre de la que había nacido ni la ex esposa querían saber nada.

El asunto fue resuelto con una sentencia del Tribunal Supremo de la India que no sólo dio el bebé a Ikufumi Yamada, sino que también confirmó que la subrogación era legal.

Según el Straits Times, la sentencia ha tenido lugar justo después de que el gobierno haya hecho público un proyecto de ley sobre madres de alquiler. Hasta ahora se había actuado en un vacío legal.

Turistas de la fecundación in vitro

El exponencial aumento de la maternidad de alquiler en la India ha sido objeto de creciente atención por parte de los medios. El periódico australiano Sun Herald informaba el 2 de noviembre que India está recibiendo a numerosos turistas de la fecundación in vitro de Europa y Gran Bretaña, atraídos por descarados anuncios como «¡Una joven y sana mujer con sobre ovulación exclusivamente para usted!».

La India no sólo ofrece madres de alquiler, sino también donantes de óvulos para mujeres que vuelan a la India para que les sean implantados.

El artículo del Sun Herald contaba el caso de Ekaterina Aleksandrova, que había conseguido la ciudadanía alemana. Voló a la India, se implantó cinco embriones, y, como consecuencia, se quedó embarazada con un embrión.

Aleksandrova no tiene lazo genético alguno con su bebé, nacido en septiembre. Además, los padres biológicos del bebé viven a 7.000 kilómetros de distancia y son de deferentes lenguas y culturas.

Tanto el esperma como los óvulos provenían de donantes anónimos. El primero fue comprado online de un banco de esperma danés y los segundos provenían de una mujer india.

Otro caso reciente, examinado por la BBC en un reportaje el 12 de octubre, tenía que ver con Bobby y Nikki Burnes. Su hija de tres meses, Daisy, fue concebida en la clínica Rotunda de Bombay.

La niña nació del óvulo de una donante fertilizado con el esperma de Bobby, e implantado en una madre de alquiler.

Según la BBC, el uso de madres de alquiler indias está especialmente extendido entre las parejas asiáticas de Gran Bretaña, debido a la escasez de óvulos o esperma de donantes asiáticos.

En comparación con los países occidentales, también es claramente más barato usar los servicios de las clínicas y mujeres indias. Según la BBC, las madres de alquiler indias reciben entre 2.500 y 3.500 libras (3.922 a 5.475 dólares), el equivalente al salario de 10 años de algunas de ellas.

El 4 de marzo, el International Herald Tribune informaba que el coste de la utilización de los servicios de fecundación in vitro en la India – incluyendo los billetes de avión y el coste de los hoteles – ronda, para las parejas extranjeras, los 25.000 dólares, un tercio de lo que costaría un servicio similar en Estados Unidos.

También haya madres de alquiler disponibles para las parejas del mismo sexo. El artículo relataba el caso de Yonatan Gher y de su pareja masculina no nombras. Usaron los servicios de la misma clínica Rotunda mencionada por la BBC.

En la clínica, el doctor Kausal Kadam creó un embrión para Gher y su pareja, con esperma de uno de los dos hombres – no querían descubrir de quien – y un óvulo extraído de una donante sólo unos minutos antes en otra parte de la clínica.

El artículo observaba que no se permitieron contactos entre la donante del óvulo, la madre de alquiler o los futuros padres.

Preocupación

El reportaje también observaba que el uso de madres de alquiler de la India plantea algunas cuestiones éticas. Los críticos están preocupados por el peligro de explotación. Asimismo, las parejas utilizan los servicios para saltarse las leyes de sus propios países.

Aunque Israel ha legalizado la adopción para las parejas del mismo sexo, todavía no se permiten madres de alquiler para estas parejas.

Otro caso en el que se elude la ley tuvo lugar recientemente con el nacimiento en Francia de trillizos de una mujer de 59 años.

El embarazo de la mujer suscitó controversia en Francia, según un reportaje de Associated Press el 8 de septiembre. La ley francesa sobre donación de óvulos excluye del procedimiento a las mujeres con más de 42 años.

El 12 de marzo Reuters informaba que Japón también está debatiendo el uso de madres de alquiler. Los obstetras japoneses adoptaron una prohibición contra los nacimientos de madres de alquiler en 1983, pero no existe ley alguna que lo prohíba. Reuters explicaba que algunas parejas habían tenido hijos a través de madres de alquiler con la ayuda de médicos en Japón.

Según el artículo un equipo de expertos del Consejo de Ciencia de Japón, que ha debatido el tema durante más de un año a petición del gobierno, sostiene que los nacimientos de madres de alquiler plantean riesgos para la salud tanto de las madres como de los hijos.

Los expertos también citaban la preocupación por la posibilidad de que miembros de la familia se vieran forzados a ejercer el papel de familiares.

«Se necesita nueva legislación y basándose en dicha legislación, sería deseable que en principio se prohibiera por ahora la concepción por madres de alquiler», afirmaba este mes el equipo en un borrador de informe pidiendo que se castigara a los médicos, agentes y clientes por los nacimientos comerciales a través de madres de alquiler.

La columnista de opinión Ellen Goodman también expresaba su preocupación por las madres de alquiler en un artículo publicado el 11 de abril en el Boston Globe.

Goodman expresaba su simpatía por las parejas que tienen dificultades para concebir de forma natural. No obstante, expresaba su preocupación por la comercialización de madres de alquiler, por la que una persona se convierte en un mero producto a comercializar en los mercados internacionales.

«No podemos, por ejemplo, vendernos a nosotros mismos en esclavitud», comentaba. «No podemos vender a nuestros hijos. Pero el negocio de las madres de alquiler se acerca peligrosamente a estas dos cosas».

Respetar la vida

La Iglesia católica es clara respecto a su postura, tanto hacia la fecundación in vitro en su conjunto como también hacia el uso de madres de alquiler. En su instrucción de 1987 sobre el respeto a la vida humana en sus orígenes, la Congregación para la Doctrina de la Fe trataba el tema de las madres de alquiler entre otros puntos.

La instrucción rechazaba la práctica, no sólo porque introduce una tercera persona en la relación del marido y la esposa sino también porque «la materni
dad sustitutiva representa una falta objetiva contra las obligaciones del amor materno, de la fidelidad conyugal y de la maternidad responsable».

La instrucción también sostenía que la utilización de una madre de alquiler ofende la dignidad y el derecho del niño a venir al mundo de sus propios padres.

Estas enseñanzas fueron confirmadas por el Catecismo de la Iglesia Católica: «El hijo no puede ser considerado como un objeto de propiedad, a lo que conduciría el reconocimiento de un pretendido ‘derecho al hijo’. A este respecto, sólo el hijo posee verdaderos derechos: el de ‘ser el fruto del acto específico del amor conyugal de sus padres, y tiene también el derecho a ser respetado como persona desde el momento de su concepción'» (No. 2378).

Desgraciadamente la globalización ha alcanzado al vientre materno y está teniendo lugar un comercio de vida humana en detrimento de los derechos humanos.

Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado 

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ZENIT Staff

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