CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que, en nombre de Benedicto XVI, ha enviado el cardenal Tarcisio Bertone, su secretario de Estado, al encuentro internacional de oración por la paz, que se celebra en Chipre del 16 al 18 de noviembre.
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Al apreciado señor
Profesor Andrea RICCARDI
Comunidad de San Egidio
Apreciado profesor:
Me es un placer hacerle llegar el cordial saludo de Su Santidad, con ocasión del Encuentro Internacional de oración por la Paz. Saludo que usted hará extensivo con afecto a todos aquellos que tomen parte en los trabajos sobre el tema: «La civilización de la paz: religiones y culturas en diálogo».
El presente encuentro, organizado por la Comunidad de San Egidio y por la Iglesia Ortodoxa de Chipre, en el corazón del Mediterráneo, reúne durante tres días a personalidades de Europa, África y América Central, tiene lugar veintidós años después de la histórica jornada mundial de oración por la paz de Asís, convocada por el Siervo de Dios Juan Pablo II.
En aquella memorable circunstancia el amado pontífice exhortó a los presentes y al mundo entero a vivir el precioso encuentro, celebrado junto a la tumba de san Francisco, como momento de escucha recíproca, ocasión para «disipar las nieblas de la sospecha y de la incomprensión» y para pedir a Dios Padre el precioso don de la paz.
También vuestro encuentro es una intensa experiencia de comunión, gracias a la cual cada uno podrá abrir de par en par los ojos a la realidad y a la recíproca confrontación con los hermanos; representa, además, un momento de auténtico y recíproco conocimiento de las diferencias, de las singularidades y de los elementos que nos unen.
Sólo a través del camino del diálogo y del esfuerzo sincero es posible integrarse en este «multiforme y poliédrico cosmos lingüístico», dentro del precioso joyero que es la Creación, confiada a la responsabilidad y al bien de todos.
Tenemos que estar firmemente convencidos de que la paz, como recuerda el Santo Padre Benedicto XVI, «es a la vez un don y un deber»: don y deber que tiene que ser acogido, porque proviene de la multiforme sabiduría de Dios, pero también custodiado, desarrollado y madurado, porque los frutos que pueden brotar de esta fecunda planta dependen también de nuestra responsabilidad personal y de nuestro incansable empeño. «El criterio –escribió Su Santidad en el Mensaje para la Jornada Mundial de la paz del pasado año– en el cual debe inspirarse esta respuesta debe ser el respeto de la ‘gramática’ escrita en el corazón del hombre por el divino Creador» (n. 3).
El Sumo Pontífice, deseando que el encuentro internacional de oración por la paz ofrezca a los participantes la posibilidad de una futura relación y de un crecimiento común, asegura su recuerdo en la oración. Invita a mantener alta la llama de la paz, alimentada por gestos cotidianos de caridad y de amistad fraterna, y de corazón envía a todos una especial bendición apostólica.
De corazón acompaño mi cordial augurio para que el encuentro internacional sea un éxito, y aprovecho las circunstancias para dirigir a usted y a los participantes mis distinguidos saludos.
Cardenal Tarcisio Bertone
Secretario de Estado