CIUDAD DEL VATICANO, martes, 18 noviembre 2008 (ZENIT.org).- «La Iglesia no puede definirse en abstracto, sino en base a dos focos: en relación a Cristo y su misión, y en relación con el mundo, al que es continuamente enviada. Hay que superar el riesgo de pensar que la Iglesia es una realidad independiente».
Así lo afirmó el cardenal Angelo Scola, patriarca de Venecia, durante su intervención en la plenaria del Consejo Pontificio para los Laicos el pasado fin de semana en el Vaticano, y de la que L’Osservatore Romano publica este martes un extracto.
Según el purpurado, la «dimensión secular» es esencial para la Iglesia, y por tanto cada fiel laico está llamado, «dentro de cada Iglesia particular, a vivir su específica índole secular, asumiendo las cricunstancias y las situaciones históricas de las que son protagonistas».
Es necesario, por tanto, «superar dos tentaciones», que contradicen esta dimensión de la Iglesia, pero que están muy presentes en la actualidad.
La primera consistiría en relegar la fe al interno de las comunidades creyentes, en lo que el cardenal Scola denominó una especie de «cripto-diáspora», que «renuncia a la dimensión popular de la experiencia cristiana prima». Esta tentación, aseguró, «es cada vez mayor en los ámbitos en los que vivir públicamente la fe y la pertenencia eclesial encuentra mayores dificultades».
La segunda, en cambio, consistiría en reducir la fe cristiana «a una religión civil o a un mero cemento ético», tentación también cada vez mayor en una sociedad occidental «en que la vida civil se encuentra más bien agotada».
«La Iglesia vive su característica dimensión secular con el sencillo coraje de ser Pueblo de Dios que atraviesa la historia, toda la historia, dando testimonio de la belleza del acontecimiento integral de Jesucristo, que en forma de comunión, nos abre a la salvación eterna dándonos como arras el ciento por uno aquí en la tierra».
El este sentido, el cardenal añadió que es necesario superar una «teología del laicado» entendida sólo como una «demarcación jurídica de las funciones de los laicos dentro de la Iglesia».
«La forma adecuada de entender la dimensión secular de la Iglesia es la de un encuentro con Cristo que trasciende todos los ámbitos de la existencia humana», añadió.
Por Inma Álvarez