MADRID, lunes 24 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- Este domingo las autoridades israelíes impidieron al nuncio en Israel y delegado apostólico, el arzobispo Antonio Franco, entrar en Gaza para celebrar misa, según denuncia el patriarca latino de Jerusalén.
El patriarcado, denuncia, que esta prohibición tuvo lugar a pesar de que había realizado «las gestiones reglamentarias ante el ministerio israelí de Asuntos Exteriores y ante el Alto Comando del Ejército israelí desde el martes anterior».
El arzobispo había llegado en torno a las 8,15 de la mañana a la entrada de Erez, acompañado por los padres Shawki Baterian y Humam Khzouz, sacerdotes del patriarcado latino, y de la secretaria de la delegación.
«La delegación pasó más de tres horas en el puesto de control. No sirvieron de nada los contactos con los altos responsables del ministerio israelí de Asuntos Exteriores y de la Oficina de Administración civil. Las autoridades israelíes rechazaron totalmente dejar entrar a la delegación en franja de Gaza. Al mismo tiempo, varios vehículos de la Cruz Roja y de las Naciones Unidas recibían la autorización para pasar, así como salían varios palestinos de la franja de Gaza», informa el patriarcado.
El nuncio debía celebrar misa para los fieles de la iglesia de la Sagrada Familia de Gaza, en la fiesta de Cristo Rey «para subrayar la cercanía de la Santa Sede a la población de la franja de Gaza que tanto sufre, y especialmente a las comunidades cristianas».
«Celebrar esta misa era aún más importante pues la parroquia de Gaza en este momento no tiene sacerdote», afirma el texto, pues el párroco está momentáneamente ausente.
«La retención en la frontera de monseñor Franco y de los sacerdotes que le acompañaban privó, por tanto, a los fieles de Gaza de la misa dominical».
«Por tanto, lo que pasó ayer no es sólo un daño a las relaciones diplomáticas, sino también una violación del derecho de los fieles a ejercer el culto», denuncia el patriarcado.