Danielita, la niña del milagro del beato Olallo

Por Osvaldo Gallardo González

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CAMAGÜEY, sábado, 29 noviembre 2008 (ZENIT.org).- Muchas son las personas que afirman en Camagüey haber contado con la intercesión de Olallo Valdés en momentos de enfermedad o desconsuelo, pero sin dudas la feliz «culpable» de que este religioso hospitalario de la Orden de San Juan de Dios sea declarado beato es Daniela Cabrera Ramos, la niña del milagro del Padre Olallo como se la conoce. Danielita, que tiene hoy doce años, fue sanada de un cáncer invasivo e irreversible a la tierna edad de tres años.

Presentamos la entrevista a la niña que ha ha publicado «Nostros hoy», sector informativo de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (www.iglesiacubana.org).

El hermano Olallo Valdés ha sido beatificado este sábado en Camagüey.

–Daniela, sabes que estuviste muy enferma porque seguro te lo han contado tus padres. ¿Recuerdas algo de ese tiempo a pesar de que eras muy pequeña? ¿Qué te han contado tus padres de tu enfermedad?

–Yo recuerdo que me pinchaban mucho en las venas. Mi mamá me contó que estuve muy enferma debido a un cáncer masivo de abdomen y que los médicos decían que no sobreviviría.

–¿Qué has oído decir o has leído del Padre Olallo?

–Que fue un religioso cubano de la Orden de San Juan de Dios y dedicó su vida al cuidado de los enfermos a quienes consideraba sus hermanos predilectos, era un buen enfermero.

–Sabes por qué la calle donde vives se llamó, primero de los Pobres y luego Padre Olallo? ¿No te parece curioso el hecho de que sea aquí donde vives?

–Porque era una calle donde vivían, en tiempos de Olallo, las personas más pobres y luego se llamó como él porque de sus ahorros compraba alimentos y venía tocando de puerta en puerta dejando comida para esas personas. Bueno sí es curiosos, así son las cosas de Dios.

–¿Crees que él tiene alguna relación con tu sanación?

–Mamá me cuenta que cuando enfermé todos en casa, vecinos y amigos rezaban su oración pidiendo que intercediera ante Jesucristo para que yo no muriera.

–¿A quién atribuyes tu curación?

–A Jesucristo por la intercesión de uno de sus siervos, el Padre Olallo.

–¿Qué sentimientos provoca en ti el hecho de saber que Dios te escogió para hacer un milagro con la intercesión del Padre Olallo?

–Con la edad que tengo ahora le puedo contestar que le doy gracias a Dios de haber sido elegida para un milagro porque en la sala del hospital había otros muchos niños, tan enfermos como yo, y que murieron.

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ZENIT Staff

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