La diócesis de Cádiz se moviliza ante el incremento de la pobreza

Hace una semana, Caritas dio la alarma, sobrepasada por las demandas

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CÁDIZ, lunes 23 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Hace una semana, en la diócesis de Cádiz, sur de España, se habían encendido todas las alarmas. Caritas advertía que se había producido desde diciembre un crecimiento imparable de la situación de precariedad de cada vez más personas. La organización humanitaria de la Iglesia se sentía desbordada. Ahora, la diócesis anuncia un plan liderado por una próxima carta pastoral que prepara el obispo Antonio Ceballos.

Cáritas pone en marcha una campaña especial de petición de donaciones y el obispo prepara un mensaje para pedir ayudas -informa Odisur, el servicio informativo de los Obispos del Sur de España y Canarias–. El número de familias gaditanas que ha pedido auxilio para comer, vestirse y pagar recibos o alquileres ha subido un 50% en los últimos dos meses. Los representantes eclesiásticos advierten de que los casos de pobreza registran su mayor incremento en familias y barrios de «clase media».

La situación es desesperada. Lo dice la gente que está acostumbrada a luchar con la escasez desde hace años, lo advierten personas que han atendido a los más desfavorecidos mientras España vivía la mejor etapa económica de su historia. Ahora, han detectado que esa legión de los excluidos crece a una velocidad que dispara todas las alarmas.

Esos voluntarios y religiosos, la infantería de la Iglesia católica, ha lanzado un grito para pedir auxilio en Cádiz. Este jueves, a través de Jesús Quílez y Pilar Pérez, responsables de Caritas en la Diócesis que agrupa a la capital gaditana y a toda la mitad sur de la provincia, hicieron pública una situación estremecedora. Aunque tienen la piel curtida y han visto de todo, utilizan adjetivos impresionantes: «Es una emergencia»; «Estamos viendo casos espeluznantes»; «Estamos desbordados»; «No damos abasto»; «Nuestros recursos se agotan». Esas fueron algunas de las frases utilizadas este jueves, durante la presentación de una campaña que, en realidad, es un grito desesperado, en forma de folletos que se repartirán por las iglesias, anuncios que solicitarán colaboración en los medios de comunicación y un mensaje del obispo gaditano, monseñor Antonio Ceballos Atienza.

El secretario general de Cáritas en Cádiz, Jesús Quílez, fue el encargado de ubicar en el tiempo el incremento de la pobreza que vive Cádiz. «No es una crisis más, no es una de esas crisis cíclicas del sistema económico liberal. Esta vez es otra cosa», declara para introducir sus anuncio. Los datos que maneja tienen como base una encuesta realizada el pasado 20 de diciembre en los 14 archiprestazgos en que se divide la diócesis. De esa consulta ya se dedujo que las peticiones de ayuda para comprar comida o ropa, pagar alquileres, facturas o hipotecas había crecido un 46% en la provincia durante los tres últimos meses de 2008. La situación aún ha ido a peor en el principio de año. Las solicitudes de auxilio se han elevado ya hasta el 55% entre enero y febrero. Todo apunta a que llegarán al 60% en marzo. Estos datos han sido contrastados con el observatorio que Cáritas ha creado cruzando los datos de diez diócesis españolas entre las que se encuentra la gaditana.

Al aumento cuantitativo, hay que añadir el cambio de perfil de las familias en apuros. Quílez destacó que el incremento de situaciones de pobreza «es muy grande en las familias de clase media». Estas personas, a los problemas de carestía de todas las demás, tienen que sumar los psicológicos, puesto que «deben echarse a la espalda el pudor» de los que jamás han tenido que pedir ayuda en toda su vida. Casi siempre, ese paso de estrenarse como pedigüeños «lo dan las mujeres de la casa».

Pilar Pérez, secretaria de Acción Social de Cáritas en Cádiz, añadió que a las peticiones de «ayuda básica» se están añadiendo «casos espeluznantes» como el de «familias de muchos miembros que se ven obligadas a vivir en una sola habitación porque no pueden pagar más» o el de viudas con pensiones paupérrimas «que se ven obligadas a responder como avalistas por las hipotecas que sus hijos no pueden pagar».

Los responsables de Cáritas que presentaron esta mañana la campaña de emergencia admiten que las parroquias de Cádiz «ya no dan abasto». Afirman que la situación de pobreza era más o menos familiar en barrios desfavorecidos como La Viña, Santa María, Loreto y Cerro del Moro, pero que durante el último medio año zonas como San Antonio, San Agustín, Rosario y todo el casco antiguo «también se han visto superadas» por la petición de auxilio de familias «que hasta ahora siempre han tenido una situación económica normalizada». «No tenemos más, nuestros recursos se acaban», asegura Pilar Pérez.

El número de familias en situación crítica en la ciudad de Cádiz podría ser ya de 500. El último recuento de Cáritas hablaba de 300 a finales de 2007. Si se le suma el incremento denunciado del 55% , el resultado puede llegar al medio millar de familias.

Para hacer frente a una situación excepcional, Cáritas ha puesto en marcha una campaña para pedir más donativos, particulares, empresariales y de todo tipo. También se ha visto obligada a tirar del Fondo Interdiocesano, previsto para situaciones críticas, y que ya ha cedido veinte mil euros a las parroquias gaditanas.

Una campaña en medios de comunicación y una carta pública del obispo serán los siguientes pasos. Para la obtención de fondos, Cáritas repartirá folletos en todas las parroquias y colegios religiosos, disponiendo también de un teléfono de atención (956 214 885) y de una página web (www.caritascadizceuta.com).

La única esperanza es «que los que aún no han notado los efectos de la crisis ayuden a los demás», aseguró Pérez. Quílez, quizás afectado por el gesto compungido de varios periodistas, ofreció una veta de esperanza: «En las etapas de crisis, las ayudas y las donaciones siempre suben. La gente reacciona mejor cuanto peor es la situación». Esa es la única garantía de alivio que persigue la campaña anunciada ayer con un sonido similar a las sirenas de las alarmas.

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ZENIT Staff

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