JERUSALÉN, martes, 12 mayo 2009 (ZENIT.org).- Uno de los desafíos que afronta la peregrinación de Benedicto XVI a Tierra Santa consiste en superar el uso y abuso que los medios de comunicación hacen de las palabras del Papa, reconoce el padre Thomas D. Williams, L.C., teólogo estadounidense, profesor de la Univerisdad «Regina Apostolorum» de Roma, quien está siguiendo al Papa en este viaje.
El sacerdote, que está comentando desde Jerusalén la peregrinación papal para el canal de televisión norteamericano CBS News, reconoce con ZENIT que «a mucha gente sólo le llega algo de lo que el Papa Benedicto dice o escribe cuando alguna frase o acción suyas causa revuelo y es destacada por los medios seculares».
«Esto lleva a una versión parcial e injustamente negativa de lo que Benedicto se propone como Papa –sigue explicando el sacerdote que tiene una larga experiencia como comentador religioso televisivo–. Así muchos sólo saben que un comentario suyo, en 2006, en Ratisbona, Alemania, alteró a musulmanes, y que levantó la excomunión de cuatro obispos cismáticos, uno de los cuales era un negacionista del Holocausto, mientras que pocos han leído sus encíclicas sobre el amor y la esperanza, u oído sus discursos sobre san Pablo y los Padres de la Iglesia».
De este modo, pronunciamientos importantes del Papa pasan inadvertidos a los medios: «El domingo, Benedicto XVI celebró una misa al aire libre en el Estadio Internacional de Ammán, donde una de estas joyas escapó a la atención de los medios. En este país predominantemente musulmán, Benedicto XVI ofreció una extensa reflexión sobre la dignidad de las mujeres, refiriéndose a su ‘carisma profético’, y presentándolas como ‘portadoras de amor, maestras de misericordia y artífices de paz'».
«Por su testimonio público de respeto hacia las mujeres –añadió Benedicto–, la Iglesia en Tierra Santa puede dar una importante contribución al avance de una cultura de verdadera humanidad y la construcción de la civilización del amor».
Algo parecido ha sucedido con sus palabras sobre la Shoá.
«Llegando a Israel esta mañana Benedicto no perdió tiempo en dejar ninguna duda residual respecto a su posición sobre el Holocausto Judío -explica el padre Williams–. En su primer discurso, en el aeropuerto de Tel Aviv, el Papa dijo lo siguiente: ‘Es justo y conveniente que, durante mi permanencia en Israel, yo tenga la oportunidad de honrar la memoria de los seis millones de judíos víctimas de la Shoá, y de rezar para que la humanidad no tenga que ser nunca más testigo de un crimen de una enormidad semejante. Desafortunadamente, el antisemitismo sigue levantando su repugnante cabeza en muchas partes del mundo. Esto es totalmente inaceptable. Debe hacerse todo esfuerzo para combatir el antisemitismo allí donde se encuentre, y para promover el respeto y la estima hacia los pertenecientes a todo pueblo, raza, lengua y nación en todo el mundo'».
«Benedicto claramente no desea que quede ninguna sombra o duda respecto a su repugnancia hacia el antisemitismo, y está tratando de matar rápidamente este dragón antes de que asome su horrorosa cabeza. Uno espera que esta evidente buena voluntad reciba una buena voluntad recíproca de aquellos que le oigan».
«La conmovedora visita de Benedicto al Memorial del Holocausto Yad Vashem, en la tarde de este lunes, ofreció ulterior confirmación de su compromiso de promover las relaciones judeocristianas, y ofrecer una postura unida en favor de los derechos humanos».
«He hablado con algunos judíos en la calle tras el encuentro –revela el padre Williams– y muchos se mostraron satisfechos del modo en que las cosas habían trascendido, aunque uno me dijo que el Papa debería haber dicho que millones de judíos fueron ‘asesinados’ y no ‘muertos’. Honestamente tengo dificultad en alcanzar este nivel de minuciosidad semántica, pero obviamente él pensaba que eso era importante».
«Hasta este momento de la visita, el Papa no sólo ha evitado problemas en sus varias actividades en Tierra Santa –un objetivo de bajo nivel que algunos le habían establecido–, sino que ha emprendido un camino mucho más elevado, desafiando a su oyentes a la paz, la justicia, el diálogo y el respeto mutuo».
Al describir el ambiente de Jerusalén, el padre Williams explica que «la ciudad se ha engalanado para la visita del Papa, con banderas papales blancas y amarillas bordeando la principal avenida en torno a la Ciudad Vieja, intercaladas con banderas blancas del Estado de Israel blasonadas con la Estrella de David azul».
Ahora bien, añade, «los emblemas papales no son los únicos signos de temporada que se ven, por supuesto, varios carteles anuncian el estreno de la película ‘Ángeles y Demonios’ de Ron Howard. Por todos lados aquí lo sagrado y lo profano comparten espacio».
Traducido del inglés por Nieves San Martín