La pobreza afecta ya a 400 millones de africanos

Manos Unidas ha apoyado mil proyectos en el continente

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MADRID, viernes, 22 mayo 2009 (ZENIT.org).- La pobreza afecta ya a cerca de 400 millones de africanos, denuncia un comunicado publicado por la organización de ayuda al desarrollo católica Manos Unidas con motivo de la próxima celebración del Día de África.
 
El próximo 25 de mayo se celebra el Día de África, una jornada que recuerda la creación, en 1963 en Addis Abeba, Etiopía, de la Organización para la Unidad Africana (OUA), a la que sucedió en 2002 la Unión Africana (UA).

Manos Unidas indica en una nota de prensa que “mira siempre al continente africano con una esperanza no exenta de preocupación”.

“Porque cuando se habla de África –añade–, se habla de pobreza, de explotación de seres humanos, de eternos conflictos armados, de pandemias, de analfabetismo, de sequías, de desertización,…

«Parece como si la caja de Pandora se hubiera abierto en nuestro continente vecino para llenar de males este vasto territorio de inmensos contrastes, crisol de razas, culturas y tradiciones ancestrales”.

Los graves problemas que acechan a África, tercer continente del mundo en extensión, se traducen, denuncia Manos Unidas, “en un altísimo índice de pobreza que afecta ya a cerca de 400 millones de personas.

No en vano, de los 177 países que estudia el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los 24 con el índice de desarrollo humano más bajo son africanos”.

Además, por si fuera poco, la crisis financiera actual está minando los logros y avances obtenidos en África durante los últimos años.

La tasa media de crecimiento anual había aumentado del 3,7% en 1996 al 6,3% en 2007, mientras que la inflación se había reducido del 18,8% al 8,2% durante el mismo período.

Sin embargo, ahora, la demanda de productos base de la economía africana (diamantes, café, caucho, etc.) está bajando, lo que implica un incremento en el desempleo y una considerable dismidisminución de los ingresos por remesas.

Por otra parte, los países desarrollados, en su afán por reducir costes, reducen la ayuda oficial al desarrollo en vez de cumplir la promesa hecha de duplicar la ayuda a África para 2010.

Para muchos países africanos, dicha ayuda supone el 40% de su presupuesto anual, y su disminución implica la reducción de la inversión en servicios sociales imprescindibles para romper la espiral de la pobreza (hambre, mayor riesgo de enfermedad, menor capacidad de rendimiento, menores ingresos, menores gastos en nutrición, educación y salud, y mayor situación de hambre).

Todo ello no impide que Manos Unidas mire también a África “con esperanza, una esperanza que se apoya en la juventud de la población del continente (en 2007, los menores de 18 años eran 384 millones).

Y eso se refleja en los casi 1.000 proyectos que se han apoyado en 50 campañas, que han tenido como beneficiarios directos a niños y jóvenes”.

Además, concluye Manos Unidas, es también motivo de esperanza “el surgimiento de grandes figuras del mundo de las artes, las letras, el deporte o la política, que van poco a poco situando a sus países en el lugar donde, por derecho, les corresponde estar”.
 
Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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