CASSINO, lunes 25 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha pedido soluciones para la actual crisis laboral, que tiene un impacto fuerte en la vida familiar.
Su llamamiento resonó desde Cassino, la ciudad italiana que se encuentra junto a la histórica Abadía de Montecassino, fundada por san Benito de Nursia, donde el Santo Padre celebró este domingo la misa junto a unas 20 mil personas.
Hablando del ideal dejado a la humanidad por san Benito, que tiene en el trabajo uno de sus pilares, el obispo de Roma recordó la difícil situación de los numerosos trabajadores de la gran industria presente en esta región, en la que no faltan empresas de construcción automotriz.
«Sé que la situación de muchos obreros es sumamente crítica –reconoció el Papa en la plaza Miranda que ese día asumió el nombre de Benedicto XVI–. Expreso mi solidaridad a quienes viven en una precariedad preocupante, a los trabajadores en el paro o incluso despedidos».
«Que la herida del desempleo, que aflige a este territorio, lleve a los responsables de la cosa pública, a los empresarios, y a todos los que pueden a buscar soluciones válidas, con la contribución de todos, a la crisis laboral, creando nuevos puestos de trabajo para salvaguardar a las familias».
En este sentido, preguntó el pontífice, «¿cómo no recordar que la familia tiene hoy necesidad urgente de ser tutelada de una manera mejor, pues está fuertemente amenazada en las mismas raíces de su institución?».
«Pienso en los jóvenes a quienes les cuesta encontrar una actividad laboral digna que les permita crear una familia», siguió diciendo.
El Papa les dijo: «¡no os desalentéis, queridos amigos, la Iglesia no os abandona!».