Recomendaciones de un filósofo medieval para el diálogo interreligioso

Celebrado en Andorra un congreso sobre Ramon Llull  

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ANDORRA LA VELLA, martes, 26 mayo 2009 (ZENIT.org).- El ejemplo del filósofo medieval Ramon Llull (Raimundo Lúlio) puede ayudar al diálogo interreligioso, la preservación de las identidades y la solidaridad mutua en las actuales sociedades multiculturales. 

Así lo destacaron expertos de diversos países en el «Congreso sobre Interculturalidad», celebrado en Andorra del 14 al 16 de mayo, según informa a ZENIT la diócesis de la sede de Urgel.

Su obispo, monseñor Joan Enric Vives, copríncipe de Andorra, inauguró el congreso, promovido por el Instituto Brasileiro de Filosofia e Ciencia Rimundo Lúlio, con la colaboración del Gobierno de Andorra. 

«El interés de Ramon Llull en nuestros días radica en el hecho de que su proyecto misionero incluía la adopción estratégica de elementos culturales islámicos y árabes», destacó en su ponencia inaugural. 

El beato Ramon Llull escribía y hablaba en árabe, adoptaba fuentes islámicas, luchaba para que el Occidente cristiano se interesara por la cultura árabe y se aproximara a ella, y llegó a llamarse a sí mismo christianus arabicus y procurador de los no-cristianos, destacó el obispo. 

Monseñor Vives destacó también la dimensión intelectual del filósofo, el único escritor de Occidente que dirigió en el siglo XIII y principios del XIV más de la mitad de su extensa obra (260 títulos) a un público árabe musulmán, escribiéndoles en lengua árabe. 

Al mismo tiempo, Ramon Llull desplegó una intensa actividad en los centros de poder del Occidente medieval (sobre todo Roma y París) y viajó al norte de África y al Oriente próximo. 

Para el obispo, la de Llull fue una iniciativa individual y muy personalista, que hoy llamaríamos «no gubernamental», que tenía un gran alcance temporal y espacial. 

Laico casado, padre de dos hijos y después fraile franciscano, Ramon Llull mantuvo siempre, a pesar de sus experiencias decepcionantes, la necesidad ineludible de la relación con el «otro». 

En este sentido, monseñor Vives recordó unas sencillas palabras del filósofo: que «los infieles son personas como nosotros». 

«Al final de su vida, a pesar de fracasos, incomprensiones, fatiga y daños personales, todavía alentaba los intercambios entre cristianos y musulmanes, tal y como leemos en el Liber de participatione christianorum et sarracenorum«, señaló el obispo. 

En esa obra del año 1312, Llul pide «que cristianos bien instruidos y conocedores del árabe vayan a Túnez a mostrar la verdad de la fe y que musulmanes bien instruidos vengan al reino de Sicilia a disputar con sabios cristianos sobre su fe». 

Y añade: «y quizás de esta manera, si esta práctica se generalizara por todas partes, podría conseguirse la paz entre cristianos y sarracenos, en lugar de que los cristianos vayan a destruir a los sarracenos y los sarracenos, a los cristianos». 

Monseñor Vives valoró el trabajo del especialista en Ramon Llull Josep Perarnau, que ha desenmascarado la falsificación realizada por Nicolau Eymerich de las tesis de Llull. 

También deseó que bien pronto podamos llegar a verlo canonizado por un Papa como Benedicto XVI, que, según algunos expertos, tiene un pensamiento muy aproximado al de Llull en lo que se refiere al diálogo interreligioso. 

El congreso ha abordado, a través de tres grandes ponencias con respuestas de expertos, la repercusión de la obra de Llull, por ejemplo la contribución de su pensamiento de tipo deductivo y de su teoría del conocimiento y la unidad del hombre a la filosofía del lenguaje y la informática. 

También se ha tratado la fe religiosa y el realismo en la perspectiva de Llull y su aportación al diálogo interreligioso, especialmente entre cristianos, judíos y musulmanes, y a la interculturalidad y el secularismo. 

Está previsto que este congreso tenga continuidad con un segundo encuentro en la ciudad brasileña de Sao Paulo y un tercero, en la isla de Mallorca. 

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ZENIT Staff

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