Viento de Pentecostés en el Vaticano

Esta mañana durante la celebración presidida por Benedicto XVI

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 31 mayo 2009 (ZENIT.org).- La fiesta de la solemnidad de Pentecostés vivida esta mañana en la basílica San Pedro estuvo llena de novedades, mientras un el viento soplaba en la Ciudad Eterna.

Por un lado coincidía con la celebración de la visitación de María a su prima Isabel; por otro sirvió para recordar implícitamente el 31 de mayo, día en el que se cumplían los doscientos años de la muerte del compositor austriaco Joseph Haydn, razón por la cual la misa estuvo animada por la Orquesta de Cámara de Colonia y el coro de cámara de la catedral de la misma ciudad.

Así la Basílica de San Pedro se llenó de un ambiente de recogimiento y admiración que se apoderó de los fieles que se encontraban en la misa presidida por el papa Benedicto XVI para clausurar el tiempo de Pascua.

El pontífice confesó en su homilía el gozo que le provocaba la celebración en la misma fecha la solemnidad de Pentecostés junto con la fiesta Visitación de María a su prima Isabel.

Aquel encuentro, afirmó, «fue una especie de pequeño «pentecostés», que hizo florecer la alegría y la alabanza de los corazones de Isabel y de María, una estéril y la otra virgen, ambas convertidas en madres por la extraordinaria intervención divina», dijo el Papa.

Desde las 7:30 de la mañana comenzaron a llegar los peregrinos a San Pedro. Las puertas de la Basílica se abrieron con una hora y media de anticipación y a los pocos minutos estaba casi colmada de fieles.

Entre ellos se encontraba la hermana Evangelina, proveniente de Argentina y miembro de la comunidad de los Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús.

Este es su segundo año en Roma donde está realizando su formación religiosa. El mes de julio espera regresar a su país: «Puedo decir que cada vez que vengo y participo de las misas del Santo Padre salgo más edificada y enamorada de la Iglesia. Estas misas unen a todo el mundo. No hablamos la misma lengua ni tenemos la misma cultura, pero a pesar de todo eso nos une algo que es la fe por y el amor por el Santo Padre», dijo a ZENIT la joven religiosa.

«De esta homilía me conmovió mucho cuando hizo referencia a María como madre de la Iglesia. Ella estuvo presente en el Cenáculo, durante Pentecostés. En este caminar estuvo cerca de nosotros. Es lindo ver cómo nos ayuda y nos lleva a Jesús», concluyó la hermana Evangelina.

Francisco, por su parte, vino desde Toledo, España con su esposa y sus dos pequeños hijos. Forman parte de un grupo de 21 fieles en una peregrinación organizada por su parroquia con motivo del año Paulino.

«Ha sido una experiencia incomparable. La verdad es que todo lo que nos habían comentado de poder participar en una misa con el Papa se ha quedado corto y pequeño ante esta grandiosidad que hemos vivido hoy».

Tanto Francisco como su familia vieron muy de cerca al Papa quien, de manera espontánea se acercó a su pequeña hija de cuatro años, para tocarla: «La verdad es que no nos imaginábamos que pudiera tocarla porque había un montón de gente. Es un regalo del Espíritu Santo», dijo.

Otro gran regalo del Paráclito para Francisco y su familia fue haber podido escuchar la Harmoniemesse de Haydn (1732-1809), considerado el padre de la sinfonía y el cuarteto: «Acompañar esta solemne celebración con las melodías de esta orquesta fue algo espectacular».

«Al principio comentábamos –esto tiene que ser grabado– pero luego vi al Maestro y les he dicho a mis compañeros ¡es en vivo!». Tanto él como su esposa son músicos por lo que pudieron apreciar con mayor sensibilidad las piezas de esta obra sacra», concluyó Francisco.

La orquesta de cámara de Colonia fue fundada en 1923 con el fin de interpretar piezas de música antigua. Frecuentemente es invitado al teatro de los Campos Elíseos en París y al Prinzregententheater de Munich.  Su repertorio está compuesto por más de 500 obras maestras.

En la misa participó también el coro de la Catedral de Colonia, el único coro de voces blancas de la ciudad y el más antiguo entre las cuatro formaciones corales que pasan la tradición secular del Duomo de Colonia. El repertorio es generalmente del renacimiento y del barroco sin dejar de lado la música del siglo XX.

La Eucaristía culminó a las 11,40 de la mañana. Los fieles al salir de la Basílica se encontraron con decenas de miles de peregrinos más que llegaron a la Plaza de San Pedro para rezar el Regina Coeli y recibir la bendición del pontífice. 

Entre ellos se encontraba Zaccaria de 14 años quien vino de la población de Bra en la provincia de Cuneo en el norte de Italia. Vino con un grupo de chicos se preparan para recibir la confirmación en el mes de diciembre:

«Estoy muy conmovido por ver al jefe de la Iglesia, no lo había visto antes. Mi catequista nos ha dicho que el Espíritu Santo ha venido hoy y no nos abandonará nunca. Hoy veo que ha cumplido sus promesas», testimonió el joven.

Por Carmen Elena Villa

 

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ZENIT Staff

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