MADRID, martes 2 de junio de 2009 (ZENIT.org).- El arzobispo de Granada, monseñor Francisco Javier Martínez Fernández, destacó el aprecio de la Iglesia por la democracia, pero advirtió que este concepto se desvirtúa si prescinde de la fe y se basa en ideologías.
Lo hizo al inaugurar, este martes en la Universidad San Pablo CEU Madrid, el curso de verano «Ética y futuro de la democracia», según informó el servicio de prensa de dicha universidad.
El arzobispo explicó que la Iglesia valora la democracia como garantía de un Estado de Derecho que aporte las condiciones necesarias para la participación y la corresponsabilidad de los ciudadanos.
No obstante, según el arzobispo, el pensamiento filosófico actual se ha reducido a la mera percepción racional y ha aislado a la fe cristiana, principio último que aporta sentido a la esencia humana.
Monseñor Martínez afirmó que ante la falta de este «factor unificador», el hombre se ve obligado a buscar una ideología que justifique su comportamiento y esto conduce a la desvirtuación de conceptos tales como el de la Democracia.
En este sentido, monseñor Martínez, destacó que el hombre precisa de un único criterio de verdad aplicable y propuso una «teología política» que conciba a Dios y a Jesucristo como principio último de la existencia humana.
Esta propuesta pretende acabar con la reducción de la religión al ámbito privado de la vida y recuperar la relación directa de Dios con el mundo como respuesta al nihilismo cultural.
El arzobispo habló de las relaciones humanas y afirmó que los conflictos derivados de éstas están determinados por la defensa de los intereses de cada individuo.
En este sentido, matizó que «las relaciones humanas sólo son humanas en la medida que son desinteresadas».
Durante su intervención monseñor Martínez afirmó que «una democracia sin valores se convierte en una dictadura» y declaró que la crisis actual tiene unas raíces morales.
El curso tiene lugar este martes y miércoles e intervienen, entre otras personalidades, el arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio María Rouco Varela, el embajador de España en la Santa Sede, Francisco Vázquez, y el antiguo presidente del gobierno, José María Aznar.