CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 11 junio 2009 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha propuesto mantener el empleo y tutelar la dignidad de los trabajadores como camino para salir de la crisis económica.

La posición vaticana fue expuesta por el arzobispo Silvano Maria Tomasi, C.S., observador permanente ante las oficinas de las Naciones Unidas en Ginebra, al intervenir este miércoles en la conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo, que del 3 al 19 de junio reúne a 4 mil delegados de gobierno y representantes del mundo de la empresa y del trabajo.

"La actual crisis económica y financiera impone medidas concretas para orientar y cambiar comportamientos, reglas y evaluaciones erróneas", dijo el nuncio apostólico.

En declaraciones a Radio Vaticano, posteriores a su intervención, el prelado italiano explicó que "la crisis no es simplemente el resultado de un engranaje del mecanismo económico que no ha funcionado bien, sino que la raíz de la crisis ha sido la falta de valores éticos".

"La gula y la avaricia de algunos managers han construido una economía que no se basa en una productividad real, sino en una especie de economía digital, que acumulaba dinero pero que no ofrecía servicio social y material, según las exigencias de las personas y del bien común", denunció.

El arzobispo subrayó también la importancia de la solidaridad, "en este momento difícil", "elemento importante para salir de la crisis".

Pero sobre todo el obispo considera que la solución pasa por "mantener el empleo de las personas, por mantener los puestos de trabajo, y esto puede hacerse ayudando no sólo a los grandes bancos o las grandes empresas, sino a las pequeñas y medianas empresas, que dan trabajo tanto en los países desarrollados como en los pobres a la gran mayoría de las personas".

En este contexto, el representante del Papa pidió redescubrir el valor del trabajo.

"El trabajo tiene valor porque es producido por una persona que tiene capacidad creativa, cuyo talento, pequeño o grande, es puesto al servicio del bien común", dijo.

Tomasi explicó que es muy importante esta dimensión "ante el riesgo que de que 50 millones de personas se queden o se hayan quedado sin trabajo como consecuencia de esta crisis".

"Los jóvenes tienen grandes dificultades para entrar en el mercado del trabajo y, por tanto, no se pone al servicio de la comunidad y de la productividad real toda su energía, toda su creatividad, de manera que puedan facilitar la solución de la crisis", ha constatado.