BOGOTÁ, jueves 4 de junio de 2009 (ZENIT.org).- Existe una relación directa, refrescante e indisoluble entre la cultura de la comunicación y la identidad de la  Iglesia, considera monseñor Guillermo Ortiz Mondragón, obispo de la diócesis mexicana de Cuautitlán y responsable de la Sección Digital - Red Informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL).

En su ponencia con motivo de la inauguración de la reunión continental de la RIIAL, que tuvo lugar este miércoles en Bogotá, el prelado estableció una relación entre "la cultura de la comunicación y la identidad de la Iglesia", al dirigirse a los participantes que proceden de veinte países.

Monseñor Ortiz Mondragón presentó la comunicación como un hecho teológico, pues "la búsqueda de Dios está enlazada en el hecho comunicativo humano".  

Dios se comunica con el hombre "de manera total y se hace una imagen plena de sí, imagen que está tan llena de ser y existir, que tiene que constituir Otro, y esto desde la eternidad --aclaró--. Y Él y el Otro que ha generado desde la eternidad, tienen una plataforma de comunicación, un medio, un mensaje y un contenido que tiene que estar al nivel de Él y del Otro, con una identidad distinta para poder ser enlace".

"Este medio, mensaje, contenido tiene que ser tan perfecto y especificado en la relación de ambos, que en nuestro proceso humano llamamos Amor -aclaró el obispo mexicano--. La plenitud de la comunicación entre Él y el Otro es el Amor".

"Los tres, por el hecho comunicativo perfecto, que llega a la comunión perfecta, se comunican en el Amor que llega a ser tan perfecto que son Uno solo. Son Tres y Uno por el hecho comunicativo. Son distintos e iguales en Uno por el hecho comunicativo", explicó, al ofrecer una sugerente presentación del la Trinidad. 

"En esta interacción comunicativa, Dios va educando al hombre para que descubra su ser y entre en relación veraz con Él y alcance la comunión con Él. Por eso en la plenitud de los tiempos le envío al Otro que generó desde la eternidad, su Imagen total, su Voz y Palabra, que se revela como su Hijo".

"Y lo hace en una actitud comunicativa tan perfecta, que se encarna como un hombre más, pero sin perder su alteridad eterna y plena... Para que la humanidad aprenda esta realidad, la Iglesia tiene que existir como un hecho comunicacional por excelencia, al estilo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Porque en este hecho comunicativo está la plenitud de la existencia humana, está su salvación", afirmó. 

Al finalizar su exposición monseñor Ortiz reconoció que los cristianos viven un momento decisivo: "el signo de los tiempos es el hecho de la comunicación que ha alcanzado dimensiones extraordinarias y nos lleva a replantear, en el sentido de signo de los tiempos, a la luz de una teología de la comunicación, una antropología que nos lleve a comprender al hombre, imagen y semejanza de Dios en su dimensión de existente comunicador".

"Nos lleva a replantear el ser y quehacer de la Iglesia como comunión y misión. Por la comunicación la Iglesia se hace comunión, por la comunicación realiza su misión", concluyó monseñor Ortiz Mondragón.