CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 10 de junio de 2009 (ZENIT.org).- Los valores objetivos de la ley natural siguen sirviendo como base de una ética universal, concluye un documento recién publicado por la Comisión Teológica Internacional.
El documento «En búsqueda de una ética universal: nueva visión sobre la ley natural», ha sido publicado por la página web de la Santa Sede en italiano y francés.
L’Osservatore Romano publica, en su edición diaria en lengua italiana de este miércoles, un artículo del profesor dominico francés Serge-Thomas Bonino, de la Comisión Teológica Internacional, que presenta resumidamente el documento.
En el documento, la prestigiosa Comisión destaca la necesidad de un consenso sobre los valores éticos objetivos y universales que deberían promoverse para evitar los altibajos de la opinión y la manipulación de los gobiernos.
«Estos valores pueden, por ejemplo, garantizar a los derechos humanos una base más sólida que el frágil positivismo jurídico», explica el padre Bonino.
«Éstos deben fundamentarse en lo que define a los seres humanos como humanos y en cómo la naturaleza humana se concreta en cada persona, sea cual sea su raza, cultura o religión», añade.
El documento sugiere que la ley natural como fundamento de la ética sigue siendo válida, en una cultura que eleva al individuo a referente último que crea sus propios valores y actúa al margen de normas éticas objetivas, sirviendo a una ideología impuesta poco preocupada por la dignidad humana.
La Comisión Teológica Internacional quiere contribuir así al debate actual sobre la búsqueda de la ética universal, y combatir la creciente separación entre el orden ético, por una parte, y el orden económico, social, jurídico y político por otra parte.
Éstos últimos sectores de la actividad humana tratan de desarrollarse sin referencias normativas a un bien moral, objetivo y universal, constata el documento.
La Comisión señala dos alternativas al momento actual: o la mundialización avanza «más o menos regulada en un marco jurídico puramente positivo incapaz de evitar a largo plazo el arbitrio y el derecho del más fuerte, o bien el hombre se implica en el proceso para orientarlo en fundación de la finalidad propiamente humana».
Los expertos recuerdan en este sentido que la doctrina de la ley natural afirma precisamente que «las personas y las comunidades humanas son capaces, a la luz de la razón, de reconocer las orientaciones fundamentales de un acto moral conforme a la naturaleza misma del sujeto humano y de presentarlas de manera normativa, bajo la forma de preceptos o mandamientos».
«Tales preceptos fundamentales, objetivos y universales, están llamados a fundar y a inspirar juntos las determinaciones morales, jurídicas y políticas que regulan la vida de los hombres y de la sociedad», añade esa doctrina.
La doctrina de la ley natural como fundamento del orden ético y político está desarrollada en el Catecismo de la Iglesia Católica (1954 a 1960) y en la encíclica Veritatis Splendor (40 a 53).
También el Papa Benedicto XVI ha presentado la ley natural como respuesta al relativismo ético y la ha defendido como garantía de la dignidad inalienable de la persona.
El nuevo documento de la Comisión Teológica Internacional se inspira en la doctrina de la ley natural elaborada por Santo Tomás de Aquino, y también incorpora elementos nuevos.
«Para proponer la ley natural en el contexto actual, se la debe liberar de las presentaciones caricaturescas que la han hecho incomprensible a muchos de nuestros contemporáneos aprovechar los recientes elementos innovadores de la teología moral católica», advierte el padre Bonino.
El documento recuerda que ya existe un patrimonio ético común, como atestiguan las numerosas convergencias entre las tradiciones culturales y las religiones del mundo.
También se opone a una visión racionalista de la ley natural, aunque defiende su dimensión racional, e indica que la «llamada interior a seguir el bien como tal es la experiencia en la que se funda toda la moral».
«El individuo escucha su ser profundo y, a través de la razón, hace emerger las exigencias morales que indican las inclinaciones ontológicas que estructuran su naturaleza», explica el segundo capítulo del documento.
El capítulo siguiente trata los fundamentos teóricos de la ley natural y su justificación racional como fundamento último de la ética, ligada a la metafísica de la creación.
A la vez, los teólogos indican que una «observación antropológica refleja las constantes que caracterizan una humanización de la persona y una armoniosa vida social».
En el último capítulo del documento, la Comisión destaca el «profundo cambio de perspectiva en la presentación de la ley natural» que ofrece Jesucristo.
«A la luz de la fe, el hombre reconoce en Jesucristo el Logos eterno que preside la creación, y que, encarnándose, se presenta a los hombres como la Ley viviente, el criterio de una vida humana conforme a la ley natural», explica el teólogo.
Y concluye: «La ley natural no es abolida, sino llevada a su cumplimiento por la nueva ley del amor».
La Comisión Teológica Internacional, creada por Pablo VI en 1969, tiene por tarea ayudar a la Santa Sede y especialmente a la Congregación para la Doctrina de la Fe a examinar cuestiones doctrinales de mayor importancia. El presidente de la Comisión es el prefecto de la Congregación, en estos momentos el cardenal William Joseph Levada.
La Comisión se compone de máximo 30 teólogos, de países diferentes, nombrados por el Papa a propuesta del cardenal prefecto de la Congregación y tras consulta con las conferencias episcopales.
Toda la información en http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/cti_index_sp.htm