CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 10 de junio de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI explicó este miércoles a 15 mil peregrinos que la autoridad y la razón no deben estar en contraposición.
Pues, como aclaró en la audiencia general, celebrada en la plaza de San Pedro del Vaticano, Dios sólo dice y busca la verdad.
El obispo de Roma profundizó en este aspecto de la vida cristiana al ilustrar la figura de uno de los más grandes filósofos y teólogos del siglo IX, Juan Escoto Erígena, nombre que hace referencia a su origen irlandés.
Al continuar con sus intervenciones sobre las grandes figuras de la historia de la Iglesia, el pontífice recogió elementos del pensamiento de Escoto que, según dijo, «podrían sugerir interesantes profundizaciones incluso para los teólogos contemporáneos».
En particular se refirió al «deber de ejercer un discernimiento apropiado sobre lo que presenta como verdadera autoridad».
El sucesor de Pedro recalcó que «dado que Dios sólo dice la verdad, Escoto Erígena está convencido de que la autoridad y la razón nunca pueden estar en contraposición la una contra la otra».
«Está convencido de que la verdadera religión y la verdadera filosofía coinciden», siguió aclarando al sintetizar el pensamiento del filósofo del renacimiento carolingio.
El Papa citó esta significativa frase de Juan Escoto: «Cualquier tipo de autoridad que no esté confirmada por una verdadera razón debería ser considerada como débil… Sólo es verdadera autoridad aquella que coincide con la verdad descubierta en virtud de la razón, aunque se trate de una autoridad recomendada y transmitida para utilidad de las posteriores generaciones por los santos padres».
La intervención del Papa estuvo continuamente salpicada por actualísimos mensajes escritos por un autor de hace once siglos.
Como por ejemplo éste: «Que no te atemorice ninguna autoridad o te distraiga de lo que te hace comprender la persuasión obtenida gracias a una recta contemplación racional. De hecho, la auténtica autoridad no contradice nunca la recta razón, y esta última nunca contradice una verdadera autoridad. La una y la otra proceden sin duda de la misma fuente, que es la sabiduría divina».
«Vemos aquí una valiente afirmación del valor de la razón, fundada sobre la certeza de que la verdadera autoridad es razonable, pues Dios es la razón creadora», afirmó Benedicto XVI.
El Papa concluyó con otro pensamiento de Juan Escoto capaz de iluminar la oración de todo creyente: «Sólo hay que desear la alegría de la verdad, que es Cristo, y sólo hay que evitar la ausencia de él. Debería considerarse que ésta es la única causa de total y eterna tristeza. Quítame a Cristo y no me quedará ningún bien y no hay nada que me aterrorizará tanto como su ausencia. El peor tormento de una criatura racional es la privación y la ausencia de Él».
Fue una audiencia general llena de color, no sólo por las imágenes de flores compuestas en la escalinata de la plaza de San Pedro, con motivo del Corpus Christi, que en el Vaticano se celebra este jueves, sino también por la presencia del Variétés Club.
Se trata de una asociación de famosos antiguos jugadores de fútbol y periodistas deportivos de Francia que organizan partidos con objetivos benéficos.
El Variétés Club se encontraba en Roma para participar en la tarde en un partido de fútbol, en el que entre otras antiguas glorias se debía lucir Karembeu, contra el equipo de la Guardia Suiza Pontificia. El árbitro del partido era el obispo francés de Saint-Etienne, monseñor Dominique Lebrun.