LONG XUYEN, domingo, 14 junio 2009 (ZENIT.org).- Los católicos vietnamitas están de duelo por la muerte de su obispo más anciano, mientras siguen testimoniando la destrucción de lo que el difunto prelado se esforzó en construir.
El obispo Michael Nguyen Khac Ngu murió este miércoles, menos de un mes después de celebrar sus cien años. Realizó su servicio como sacerdote durante 75 años, habiendo sido ordenado en Francia en 1934.
Los edificios que el difunto obispo construyó, todos excepto la catedral fueron confiscados por el gobierno comunista. Los católicos vietnamitas siguen en una batalla en curso con el gobierno sobre las propiedades que fueron confiscadas y los edificios que fueron demolidos.
La más reciente emprendida fue por el convento de la Congregación de los Hermanos de la Sagrada Familia de Banam en Long Xuyen, que fue demolido la semana pasada.
Michael Nguyen Khac Ngu nació en el norte de Vietnam in 1909. Entró en el Seminario Menor de Santa Teresa en la diócesis de Lang Son en 1922, después viajó a Francia para ulteriores estudios y fue ordenado sacerdote allí en 1934.
En 1954, tras la toma del norte por los comunistas y la subsiguiente persecución de la Iglesia, condujo a sus parroquianos hacia el sur y se estableció con ellos en la provincia de Long Xuyen, al sur de Saigón.
La región fue establecida como diócesis en 1960 y él fue nombrado su primer obispo. En ese tiempo, tenía veinte mil católicos; hoy, tiene 240.000 distribuidos en 108 parroquias y 45 subparroquias, atendidas por 240 sacerdotes.
Aunque el obispo Michael Nguyen ordenó un coadjutor el mismo día de la toma del sur por los comunistas -30 de abril de 1975- no se retiró oficialmente hasta 1997.
Hablando sobre el difunto prelado, el actual obispo de la diócesis, Joseph Tran Xuan Tieu, recordó simplemente cómo había vivido "en una habitación de 20 metros cuadrados, con una vieja cama y sin televisión ni ordenador personal".
El obispo Joseph Tran, de 63 años, dijo que el difunto obispo dejó un ejemplo iluminador para otros dedicando mucho tiempo diario a la oración, y sin dejar de celebrar la misa incluso cuando estaba enfermo: "Leía libros y periódicos diariamente, lavaba sus propias ropas y limpiaba su habitación", ofreciéndose para los servicios que necesitaba la gente.
Traducido del inglés por Nieves San Martín