ROMA, jueves, 18 junio 2009 (ZENIT.org).- Comprometerse en la lucha contra la trata de personas es «un nuevo apostolado que avanza» y un «cambio de perspectiva» respecto a las más tradicionales actividades en las parroquias y las escuelas por parte de las congregaciones religiosas femeninas.
En el congreso «Religiosas en red contra la trata de personas», que se ha clausurado este jueves en Roma, el intercambio de experiencias entre las 50 participantes ha puesto en evidencia aspectos comunes de la trata y del trabajo que las religiosas desarrollan.
La red de lucha puesta en marcha en 36 países implica a 574 religiosas y 252 congregaciones femeninas.
Sor Cecilia Nkane, de las religiosas de Santa Brígida, que trabaja en Sudáfrica, destacó que las congregaciones femeninas han contribuido a la nueva ley que introducirá el delito de explotación de personas.
Con vistas a los Campeonatos del Mundo de Fútbol de 2010 en Sudáfrica y de los Campeonatos del Mundo de Esquí Invernales en Vancouver, Canadá, las congregaciones religiosas de los respectivos países están preparando volantes, adhesivos, congresos, manifiestos e incitiavas específicas para denunciar el tráfico de personas y sensibilizar a las poblaciones y autoridades.
El Congreso de Roma está organizado por la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) que reúne a las superioras de 1.900 congregaciones femeninas y por la Organización Internacional de Migraciones (OIM), una estructura intergubernamental a la que están adheridos 125 estados.
«Los traficantes están organizados a nivel transnacional y nosotros debemos ponernos al mismo nivel para contrarrestarlos», explicó sor Eugenia Bonetti, misionera de la Consolata, animadora del compromiso de las religiosas en Italia.
En Italia son 250 las religiosas que trabajan en el frente de la trata, en 110 proyectos de asistencia y recuperación.
Desde Filipinas, sor Veronica Endah, misionera de la Caridad, explicó que «informaciones, terapia psicológica, asistencia legal, coordinación con otros grupos religiosos», son los puntos de fuerza del empeño de las religiosas.
Los procedimientos para hacer salir a las mujeres de la trata están articulados. El primer contacto con las religiosas se produce de noche, en la calle, donde con valor decenas de religiosas están presentes sin clamor y con gran eficacia.
Luego las mujeres entran en un primer centro que se ocupa de la protección inmediata; después son introducidas en familias que las acogen o en centros seguros para la asistencia psicológica. La fase sucesiva prevé la asistencia para tramitar los documentos y la colaboración con las embajadas de los países de origen.
Del año 2000 a hoy, sólo en Italia, se ha actuado en este sentido con 3.500 mujeres nigerianas. Sigue la preparación profesional y la asistencia psicológica y espiritual antes de poder poner a punto un plan de regreso al país de origen.
«En muchísimos casos -señala sor Eugenia Bonetti- han sido los niños los que han salvado a las mamás, dándoles la fuerza de salir del círculo vicioso de esta moderna, innoble y escondida forma de esclavitud».
Traducido del italiano por Nieves San Martín
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