El Papa medita en el enigma del sufrimiento junto a los enfermos

Al visitar el hospital fundado por san Pío de Pietrelcina

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SAN GIOVANNI ROTONDO, domingo, 21 de junio de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI meditó este domingo en el enigma del sufrimiento al visitar la Casa Alivio del Sufrimiento, el hospital que fundó hace 53 años san Pío de Pietrelcina (1887-1968), en la localidad en la que desempeñó su ministerio.

El Papa saludó a los enfermos y al personal sanitario de este centro, considerado hoy como uno de los más grandes hospitales de Italia y un punto de referencia científica para el centro-sur del país, en la tarde de esta jornada dedicada a visitar San Giovanni Rotondo, siguiendo las huellas del fraile capuchino de los estigmas.

En las palabras que les dirigió el obispo de Roma, explicó que «la enfermedad, que se manifiesta en muchas formas y golpea de maneras diferentes, suscita inquietantes preguntas: ¿por qué sufrimos? ¿Puede considerarse positiva la experiencia del dolor? ¿Quién nos puede liberar del sufrimiento y la muerte?».

«Interrogantes existenciales, que en la mayoría de las veces quedan humanamente sin respuesta, dado que el sufrimiento constituye un enigma inescrutable para la razón».

«El sufrimiento forma parte del misterio mismo de la persona humana», constató el pontífice, observando que «ciertamente hay que hacer todo lo posible para disminuir el sufrimiento… pero eliminarlo totalmente del mundo no está en nuestras posibilidades simplemente porque ninguno de nosotros es capaz de eliminar el poder del mal, fuente continua de sufrimiento».

«El único que puede eliminar el poder del mal es Dios –aseguró–. Precisamente por el hecho de que Jesús vino al mundo para revelarnos el designio divino de nuestra salvación, la fe nos ayuda a penetrar en el sentido de todo lo humano y por tanto también del sufrimiento».

«Se da, por tanto, una íntima relación entre la Cruz de Jesús, símbolo del supremo dolor y precio de nuestra verdadera libertad, y nuestro dolor, que se transforma y se sublima cuando es vivido con la conciencia de la cercanía y de la solidaridad de Dios», aseguró.

El pontífice recordó que el padre Pío, canonizado por Juan Pablo II en 2002, mostró «esta profunda verdad» en el primer aniversario de la inauguración de este hospital, cuando dijo que, en él, «quien sufre debe vivir el amor de Dios por medio de la sabia aceptación de sus dolores, de la serena meditación de su destino».

El hospital fue inaugurado por el mismo padre Pío, el 5 de mayo de 1956, con 250 camas, que hoy son casi 1200.

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ZENIT Staff

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